Al día siguiente Julian despertó, se levantó y admiró un poco la ventana, un día muy bonito y soleado, de sus favoritos.
Tomó una ducha y se vistió con ropa ligera para evitar el calor.
Bajó al primer piso y en la cocina se encontró con Maya, quien ya estaba preparando el desayuno.
—¿Desea desayunar joven?— preguntó aún ocupada.
—Por favor, muero de hambre— dijo y tomó asiento en la mesa mientras daba pequeños sorbos al vaso con jugo de naranja.
Le sirvió la comida y se sentó junto a él.
—Has estado muy ocupado ¿no?
—Un poco— contestó llevándose un trozo de fruta a la boca —Sabes que papá es algo sobreexplotador conmigo.
—No solo eso... también andas enamorado, eso no lo puedes esconder— agregó esperando una respuesta.
Julian soltó una pequeña sonrisa.
—¿Cómo lo sabes?
—Te conozco bastante y sé tu comportamiento como la palma de mi mano— dijo con tranquilidad.
—Bien, no soy bueno ocultando las cosas— respondió mostrando esa bonita sonrisa.
—Lo sabía— dijo y devolvió aquella sonrisa.
Maya había llegado a ser como una madre para él.
Julian siguió con su comida y minutos después rompió el silencio.
—De hecho... estaba pensando en traerla a casa esta tarde, así podrías conocerla.
—Me encanta la idea— respondió con entusiasmo y llena de alegría.
Maya se limitó a decir aquello, pero por dentro estaba más que feliz por ver cómo Julian se convertía en todo un caballero cuando hablaba de su novia.
Cuando Julian terminó, se levantó de la mesa.
—Te veo al rato— le dijo y se despidió agitando su mano.
—Maneja con cuidado— agregó cuando lo veía irse, pues siempre le daba algo de pendiente cuando él iba solo al volante.
Julian asintió, tomó las llaves de alguno de sus autos y salió de casa.
En el camino no pudo pensar en nada más que en lo que John estaría haciendo en ese momento, si bien él no era persona de viajes. Todo aquello era muy sospechoso.
Al llegar, entró a la cabaña y se encontró con Lisa en la sala principal.
—¿Que tramas ahora?— le preguntó, pues generalmente solo iba una vez a la semana.
—Puedes tener la certeza de que es algo bueno.
—Tienes el apellido Casablancas, lo dudo— a pesar de ser una de sus empleadas, le habló con ese atrevimiento.
Julian rodó los ojos.
—¿Cuantas veces debo de pedir que no me comparen con papá?— agregó con ironía y algo molesto.
—Yo solo decía— agregó —Ah, y si la buscas a ella, está en su habitación.
Él la ignoró y camino hacia allí. Al abrir la puerta se encontró con Natalie sentada en la orilla de su cama mientras amarraba las agujetas de sus Converse.
—Hey— agregó Julian con una voz rasposa que había sonado bastante mal.
Natalie rió.
—Hola Jules.
Ambos se saludaron con un cálido beso y Julian se sentó al lado de ella.
—Te tengo una propuesta.
Ella no sabía a lo que él se refería, aquello la intrigó y decidió preguntar.
—¿Que cosa?
Julian sonrió y tomó una de sus manos, causándole sensaciones con ese ligero roce.
—¿Vendrías a casa conmigo? Es solo por un par de días.
Natalie aceptó y se aferró a él con ambos brazos al rededor de su cuello.
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Business Dog (Julian Casablancas)
Fanfiction"Sangre en sus dientes, muerte en sus mentes" ese es el lema de la familia Casablancas.