EL LOBO Y LA SIRENA
Capítulo 1
Una noche, una bestia caminaba a la orilla de la playa. La bestia era un hombre lobo, un monstruo odiado por los hombres. Por este odio, el lobo vivía solo. Nunca había conocido alguna persona que no pensara otra cosa que no fuera querer matarlo. Sin embargo, esa transformación no era su culpa, eso, los humanos no lo entendían.
Para evitar problemas, se alejaba de los poblados y ciudades.
Dentro de sí, se sentía una terrible angustia. Una desesperación que lo hundía en la más profunda tristeza.
El lobo miró hacía la luna y dijo.
-Oh humanidad, ¿ya no recuerdas cuando fui uno de los tuyos? una vez fui humano, persona común y corriente. Un ser cualquiera. Sin embargo ahora, eme aquí, odiado y perseguido por los que un día fueron los míos.
Diciendo esto, el Lobo percibió una presencia un poco lejos de él. Agudizó su vista y se percató en un ser que se arrastraba sobre la arena. Velozmente el Lobo se dirigió hacia él. Al estar cerca, lo suficientemente necesario para observar se fijó que se trataba de una extraña mujer. Él había visto muchas mujeres pero ninguna como esta, tenía algo raro. Tenía una cola de pez.
Impresionado, el Lobo se acercó un poco más y la mujer sintió que alguien la observaba, se dio la vuelta y al ver al Lobo, el terror la invadió. Se arrastró sobre la arena tratando de huir, más el Lobo de un salto estuvo frente a ella nuevamente. La mujer viendo que no podía escapar se quedó quieta. Ambos se miraron sin decir una palabra, hasta que el Lobo dijo
-Seguramente estas aterrada por mi apariencia, pero te aseguro, que no tienes nada que temer; no te haré ningún daño.
La extraña mujer suspiro de alivio, aun así, el temor que sentía no se había desvanecido por completo. El Lobo lo sabía, así que, se alejó un poco y dijo
-No temas, sé que no me veo muy normal, pero, créeme lo que te digo; no lastimo a los seres vivos, a menos que sea necesario.
Con estas palabras, la mujer logró tranquilizarse. Miró al Lobo unos segundos e indagó
-Llevas dentro de ti una fuerte tristeza. Presiento que tu alma se siente muy sola, y desdichada.
El Lobo volteó a verla y muy asombrado preguntó
-¿cómo lo sabes?
Mientras se acomodaba en la arena la mujer respondió
-Tengo el don de sentir lo que otros sienten, por ejemplo, puedo sentir tu dolor y tristeza.
El Lobo pensó unos instantes, ''será posible que sienta lo que yo sufro, pero dudo que me entienda''
-¿Cómo llegaste hasta aquí? Preguntó el Lobo.
-Es una larga historia. No muy divertida por cierto.
-No te preocupes, no tengo nada más que hacer en este mundo si no es sufriendo mi soledad yo solo.
La mujer lo pensó un momento y aclaró
-Primero tendré que decirte lo que soy; soy una Javina, los que habitan en la superficie, nos llaman, sirenas. Somos criaturas que en mayoría vivimos en las profundidades de los mares, nuestro hogar por excelencia. Yo era la hija de un general, quien estaba al servicio del rey Gyak. Este había declarado enemistad contra los Baruthos, los hombres tiburón. Nuestro reino participó en muchas batallas contra ellos, pero, parecía que nadie tenía asegurada la victoria. Esto se inició hace diecinueve años, antes de que yo naciera.
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El Lobo y la Sirena
Werewolfuna noche Taris un hombre lobo se conoce con Dáiady,una sirena quien es buscada y perseguida por un grupo de piratas, liderado por el terrible capitán Keyval.