Capítulo 6

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Al llegar al pueblo, Taris se separó de Carbasto, él debía reunirse con sus aliados para alertarlos, mientras Taris debía de hacer lo posible de salvar a Dáiady.

Caminó hacia el palacio por donde le había indicado el conde y antes de entrar, se lustró la punta de las botas.

Por todo el alrededor del palacio se apreciaban finos adornos. Guirnaldas brillantes colgaban de largas cuerdas e iluminaban el espléndido patio. Por todo el lugar se respiraba un aire de fiesta, muchas personas, de seguro amigos del conde, se habían hecho presente.

Taris se adentró en la sala principal del palacio manteniendo sumo cuidado en su postura y sus pasos tal y como le había enseñado el anciano. Cada persona que lo saludaba él contestaba con una pequeña inclinación con la cabeza. Todos consideraban que era algún noble de algunas tierras, o el hijo de un virrey.

Taris trataba de ocultar su nerviosismo e impaciencia por encontrar a Dáiady. Pero en su disimulada inspección se topó con Árin. Taris se puso pálido a verlo y pensó que el conde lo había reconocido, sin embargo para su suerte no fue así.

El conde lo miró un poco extrañado. Tenía la seguridad de que nunca había visto al gallardo caballero que tenía ahora enfrente.

-Creo que nunca lo he visto por aquí caballero.

Taris se recobró de su asombro y respondió

-Mis más sincera disculpa. Soy Desmond, hijo de un glorioso general, cuya compañía fue asaltada por un grupo de bandidos. Afortunadamente, mi padre me entrenó en el combate cuerpo a cuerpo y logré salir con vida.

-Debe sentirse muy triste caballero por causa de ese incidente.

-Mucho. Debo suponer que usted es el conde de aquí.

-Está en lo cierto caballero. Conde Árin de Bryanjax, a su servicio.

''ya quisiera que fuera cierto'' pensó Taris.

Taris creyó que ya era bastante tiempo y preguntó

-Pasaba por aquí cerca conde, y escuché un rumor, acerca de una bella joven que según oí, se encuentra en este palacio.

-¿Vino al baile solo por ver a esa joven de la que hablan los rumores?

Taris trató de calmarse y contestó

-Me disculpo si fui muy irrespetuoso con mis palabras.

-No descuide, me alegra que todos quieran admirar la belleza de mi prometida.

-¿Prometida...?

-Sí, nos casaremos dentro de dos semanas. Tendrá que esperar a que el baile empiece si quiere verla.

Taris se hallaba estupefacto ante esta noticia. Pensó ahora que lo del hechizo era realmente cierto. Debía tranquilizarse y esperar a que el baile empezara para verla.

-Muchas gracias, conde Árin.

Taris se despidió de él y se dirigió a un balcón. Oprimió con sus manos la baranda hasta hacerla crujir

-No será tan fácil. Pensó él.

Luego volvió al salón y un hombre le hizo señas para que se acercará. Taris reconoció entonces a Carbasto y se fue con él a un corredor.

Ahí el anciano notó su exasperación y le dijo

-Seguro que ya te diste cuenta del compromiso.

-¿Ya lo sabía?

-En cuanto me reuní con mis aliados me informaron de ese detalle. Pensé que ya lo habrías averiguado y quise venir a verte.

El Lobo y la SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora