Capítulo 16

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Anochecía, los chicos y Sirou atravesaron el bosque totalmente hasta ese momento, para no llamar la atención de más piratas habían calentado varias porciones de comida con la luz del sol sobre unas piezas de metal para evitar hacer humo.

Cenaron un poco en la oscuridad. Taris se ofreció hacer guardia diciéndoles que trataran de dormir un poco y que no se preocuparan.

En cuanto llegó el momento de dormir, Taris se sentó en un lugar estratégico en caso de ataque. Cargó una pistola y apuntó cerrando un ojo. Sorpresivamente sintió que lo abrazaban por atrás y rápidamente giró para ver quién era.

-No puedo dormir.

Le dijo en voz baja la sirena. El lobo suspiró aliviado y mentalmente agradeció que fuera ella.

Ella se sentó a su lado, abrazando el brazo del lobo.

-Te comprendo. Últimamente estos no son momentos para ponerse a dormir, pero... hay que considerar que no somos incansables y que en algún momento necesitamos un momento para reponer fuerzas.

-Pero tú no te ves cansado; parece que no hubieras hecho ningún esfuerzo durante el día.

-Los hombres lobo son más duraderos y resistentes que los seres humanos, esa es la razón. Explicó Sirou.

-¿Tampoco puedes dormir? Le preguntó Taris.

-De hecho no- contestó Sirou -. Se debe a la situación en la que estamos, pero también se debe a una gran duda que no me puedo explicar.

-¿Cuál es? Quiso saber la sirena curiosa

Taris observó que el Licantropólogo se sentó y dijo

-Lo que hiciste hoy me dejó muy sorprendido. Jamás vi a un hombre lobo en su forma humana utilizar sus habilidades. No sé si era por temor a que los descubrieran o porque no podían, pero, mis dudas son en realidad, varias. Si tú quisieras, Taris, podrías contestármelas, si es que quieres.

El lobo recordó a los piratas y no encontró algo que fuera nuevo para él.

-No sé qué fue lo que te sorprendió, pero bien, has tus preguntas y yo veré si puedo contestarlas.

-Perfecto. Exclamó Sirou.

-Dime, Taris, ¿desde cuándo usas tus habilidades como humano?

Taris miró la pistola mientras trataba de recordar. Pensó en la primera vez que se transformó en hombre lobo y ahí descubrió que su entrenamiento le ayudó a controlarse durante ese estado. De ese recuerdo, se fue a los días cuando se propuso resistirse al descontrol de la bestia que convivía con él. De repente recordó que al día siguiente, de la primera vez que se controló como lobo, podía escuchar cosas inaudibles para los humanos. También su visión había logrado mejores perspectivas de campo visual y alcance.

Congruentemente su olfato así como todas sus muchas cualidades se habían mejorado; su fuerza, sus reflejos, velocidad, resistencia, inmunidad a muchas enfermedades, entre otras cosas.

-Desde la primera vez que pude controlarme como hombre lobo.

Sirou tronó los dedos y dijo emocionado

-¡Ahí está! Lo que pasó es que cuando lograste controlarte, obtuviste acceso a las habilidades del hombre lobo, aun siendo humano.

-No entiendo. Dijo Taris un poco confundido.

-¿Qué quieres decir con eso? Preguntó Dáiady.

Sirou suspiró largamente para tratar de tranquilizar la emoción que su descubrimiento le estaba ocasionando y poder explicarle a los chicos de la manera más entendible.

El Lobo y la SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora