Al día siguiente, Taris despertó un poco somnoliento. Recordó a la sirena y creyó que había sido un sueño, hasta que una voz le hizo ver que estaba equivocado
-¿Taris?
El miró a donde escuchó la voz y se cubrió lo ojos; la sirena estaba ahí, pero un poco... indispuesta.
-Cambiaste de forma. Dijo Dáia
-Y a ti, te salieron unas piernas.
Taris salió de la cueva donde se habían refugiado, arrancó algunas hojas y se las dio a Dáiady. Ella se cubrió con las hojas.
-¿Ya antes te había pasado esto? Preguntó Taris.
-Si -contestó ella -, lo descubrí durante mi estadía con los piratas. Mi cola puede volver a aparecer si me mojo con agua o si la luz de la luna me toca. Y tú ¿cómo puedes volver a ser un lobo?
-Es algo que yo no quisiera que sucediera, pero bueno; solo puedo transformarme cuando hay luna llena en la noche.
-Y, ¿por qué no quisieras que pasara eso?
-Antes cuando yo me transformaba en eso, no podía controlarme, mataba a todo el viera por delante. Por esto muchos me persiguen con el único fin de matarme.
-Pero anoche, no me hiciste nada.
-Al pasar el tiempo, logré con mucho esfuerzo controlarme durante la transformación.
-¿Cuánto tiempo lo hiciste?
-Ya no lo recuerdo, pero creo que soy mayor que tú.
Taris la miró y dijo
-No te ves muy bien con esas hojas.
-Bueno -dijo ella -, no tienes otra cosa con la que me pueda cubrir.
-Cierto, no la tengo pero puedo conseguirla.
-¿Cómo?
-Quédate aquí -dijo mientras se levantaba -, ya vuelvo.
-¿A dónde vas?
-No te preocupes Dáia, volveré.
Taris se alejó muy contento en dirección a un poblado donde no lo conocían. Lo único en que pensaba era en conseguirle un lindo vestido a Dáia. ¿Cómo conseguirlo? Ya pensaría en algo. En este pueblo sabía que las personas eran muy generosas en cuanto a pagar se refería, esa era una buena ventaja a su favor.
Al llegar al pueblo se sintió algo nervioso; no había entrado en un poblado desde hace muchos años por temor a que supieran que era un hombre lobo. Pero las personas con las que se encontraba lo saludaban. Como si fuera una persona normal.
Se encontraba algo sediento, pero sin dinero no podía comprar nada. Así que, buscó a alguien que le diera trabajo temporal.
-Joven, ¿qué haces ahí?
Taris se sobresaltó y vio que un señor de mediana edad lo observaba muy curioso.
-Solo... busco trabajo temporal señor.
-Ah, eso. Pues aquí hay mucho que hacer joven, en especial en mi casa.
Taris pensó un momento y preguntó
-¿Puedo ayudarlo señor?
El hombre lo miró seriamente
-¿Te urge encontrar trabajo no es así?
-Sí, la verdad sí.
-¿Cuánto cobras?
-Solo lo que fuera necesario para comprar algo de ropa.
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El Lobo y la Sirena
Lupi mannariuna noche Taris un hombre lobo se conoce con Dáiady,una sirena quien es buscada y perseguida por un grupo de piratas, liderado por el terrible capitán Keyval.