Capítulo 23

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Taris le desgarró la espalda con sus garras y lo lanzó a la cubierta.

Miró desesperado si la sirena salía del agua, pero no sucedió. Luego, sintió que algo lo había atravesado. Se miró el abdomen y la espada de Keyval lo atravesaba de lado a lado.

-Ya no volverás a verla Taris, obviamente está muerta, recuerda que un solo golpe mío puede romper los huesos.

El cuerpo de Taris se tensó, sus músculos se hincharon aún más, rugió con todas sus fuerzas y se dio la vuelta hacia el pirata quien retrocedió unos pasos.

Taris lo miró con los colmillos amenazantes y sus garras preparadas. Rompió la punta de la espada y se sacó la otra parte sin ningún problema. La dejó en el suelo y caminó hacia Keyval, con la única intención de hacerlo pedazos. El pirata caminaba hacia atrás pensando la mejor manera de atacarlo. En cuanto tuvo cerca al lobo, le dio un puñetazo en la cara. Pero el golpe no le causó ningún efecto. Taris resopló mientras la lluvia comenzaba a detenerse.

El pirata miraba incrédulo que su hora había llegado. Taris agarró su cabeza con los colmillos y así se lo llevó hasta la cubierta. Lo apretó con fuerza y Keyval gritó...

Por primera vez había vuelto a sentir dolor, entendió entonces, que no importaba tener una vida más larga. Sus habilidades no lo hacían mejor que cualquier hombre, recordó unas palabras de Taris

''al final seguimos siendo simples seres humanos''

Taris lo soltó. Keyval con las marcas de los colmillos en su cabeza lo miraba confundido y preguntó

-¿Por qué no me matas?

El barco crujió, estaba por hundirse. Taris y Keyval miraron a su alrededor.

-Si te mato yo, me convertiría en un monstruo igual que tú.

Poco a poco, el barco se inundó de agua por todas partes, lo que causó, que la nave empezara a hundirse.

-Pero no habría cargo de conciencia, si es el mar... el que te mate.

Keyval lo miró con una sonrisa burlona. En cuanto el agua llegó a ellos se puso a reír como loco y dijo

-¡Maté a tu querida sirena, asesiné a muchos de tus amigos... ¿todo eso acaso no es suficiente para que quieras hacerme pedazos?

-Lo es- explicó Taris -. Son muchas razones para que yo quiera matarte, pero... no debo hacerlo. No debo ni quiero. Suficientes muertes ha habido estos días.

El agua les llegó a la cintura y comenzó a subir poco a poco.

-¿Sabes nadar? Preguntó Keyval.

-No. Contestó el lobo.

-Pues en eso yo te gano.

El pirata se rio mientras Taris se puso de pie y caminó hacia él. Keyval lo miró unos momentos.

Taris sonrió y le dijo

-Con que sabes nadar.

-Si- dijo Keyval -. ¿Por qué?

Taris lo golpeó en la cara y luego, lo encadenó sin ninguna posibilidad de mover los brazos o las piernas.

-Ahora ya no. Argumentó.

-¡Ah... miserable! Gritó el pirata.

El agua los cubrió totalmente. Minutos después Taris sintió que sus pies se separaban de la madera del barco que se hundía en lo más profundo del océano.

El Lobo y la SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora