CAPITULO 11

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-¿Matarte?¿Quien?-

-Nadie, solo sal rapido al aire libre antes que empieces a sentir los efectos del alcohol- lo miro con una ceja alzada y con animos seguir insistiendo, pero mi parte racional me obliga a hacerle caso, no si antes dedicarle una ultima mirada fulminante.

Me hundo nuevamente en la multitud y de pronto las luces me empiezan a marear haciendome perder ubicación ¿La puerta? Ni la más remota idea.

El alcohol me esta afectando pero no me da miedo, al contrario, me siento euforica, libre, me siento feliz.

Empiezo a moverme al ritmo de la multitud sin pensar en nada. Solo esta el precente y listo. No hay rencores, no hay dolor, no hay pasado. No estan mis padres, no estan mis dias grices, no esta nada de lo que me daña.

Soy solo yo: una chica castaña de dieciocho años que quiere bailar hasta no sentir los pies.

Veo como un chico pasa frente a mi, es atractivo o tal vez no, la verdad no importa, solo no quiero bailar sola. Lo detengo del brazo y empiezo a bailarle, el chico me sigue el juego divertido, pero nuevamente aparece alguien, le susurra algo en el oido y este me mira con miedo antes de perderse entre la multitud.

Repito el proceso cuatro veces y el todas pasa lo mismo. Me hacerco a algun chico, bailamos un momento, aparece alguien que le susurra algo al oido e inmediatamente desaparecen.

Ya revisé mi vestuario como unas quince veces y no veo nada extraño, el pelo puede estar algo desordenado pero nada más y mi aliento huele a alcohol como todos los de este lugar ¿Entonces cual es el problemas?.

Echa una furia, empiezo a abrirme paso a empujones, codazos y algun que otro pisotón hasta que choco con nada mas que Matias Angeleri. Mal momento.

-Oh, pero miren quien tenemos aca- grito lo suficientemente alto para que varios pongan atención -Si es nada más ni nada menos que Matias Cobarde Angeleri- cuando me reconoce, veo como sus ojos se abren sorprendidos e inmediatamente empieza a recorrer la multidud con la mirada ¿Ya está buscando la salida? Le conviene

-Jess, me quieres decir que demonios estas haciendo- susurra Emi por lo bajo. Al parecer llegó a mi lado sin que la notara. Yo paso mi brazo sobre sus hombros

-Estoy aca con el cobarde que salio huyendo, pero no importa, puedo hacer ese trabajo yo solita y decirle a la profesora que el cobarde de Matias se acobardó con un par de palabras tontas y se fue corriendo como un cobarde- ¿Deje claro que es un cobarde?

La cara de Emilia es un poema y la de Matias ni hablar. Ja, esa no se la esperaban.

-Jess, creo que ya es hora de irno- dice Emilia y le dedica una sonrisa de disculpa a Matias

-Pero me estaba divirtiendo- me quejo como una niña pequeña, sin embargo, Emilia tira de mi hacia afuera hasta que en un abrir y cerrar de ojos ya estamos ambas sobre su auto con rumbo a mi departamento

-¿Quien es la amarga ahora, eh?- pregunto apoyando la cabeza contra el cristal. Todo me da vueltas y estoy empesando a sentir el estomago revuelto

-Estabas haciendo el ridiculo- se defiende

-¿Si? Pues en mi defensa él es un idiota, ademas estaba enfadada, creo que este vestido en vez de atraer chicos, los repele, estoy segura que con mis jeans me iba mejor-

-Por dios, Jess, ese vestido te queda excelente, solo deja de quejarte- dice mientras dobla la ultima esquina antes de llegar a mi edificio

-Pues dicelo a los cinco chicos que me huyeron como alma que lleva al diablo- digo con tono burlón y ella suspira con frustración.

En silencio aparca frente a mi edificio.

-Me divertí- digo antes de abrir la puerta -Pero no pienso acompañarte nunca más a una- digo en tono serio y ella rie

-Tampoco pensaba pedirtelo, tranquila- la golpeo en el hombro y me bajo de auto con fingido enfado

-Ya te voy a encontrar con el caballo cansado, malagradecida- su risa se escucha aun despues de cerrar el auto de un portazo.

-¡El alcohol te hace más divertida!-grita y yo le muestro el dedo del medio antes que pueda evitarlo -¡Te lo dije!- sacudo la cabeza y empiezo a caminar al edificio sin nisiquiera despedirme de ella. Escucho el ruido del claxon y luego el motor alejandose.

Entro al edificio y con pasos peresosos subo las escaleras y no es hasta que me encuentro frente a mi puerta que recuerdo algo: la llaves. Esas que quedaron en el bolso que llevé a la casa de Emi. Suspiro con frustración. ¿Como espero entrar sin las llaves? Deben ser cerca de las dos de la mañana, por lo que del recepcionista ni el olor.

-¿Esperas abrir la puerta mentalmente? porque te asegura que es mas facil con las llaves- la odiosa voz de mi odioso vecino se hace precente, haciendo que quite mi vista de la puerta para mirarlo. Lo encuentro mirandome con una sonrisa burlona desde el final de las escaleras. Al parecer acaba de llegar al igual que yo.

Pienso miles de insultos, pero todos mueren en mi mente, no quiero iniciar una pelea sin sentido, en lugar de eso, me encojo de hombros con desinteres

-Olvide mis llaves en la casa de Emilia ¿Me prestarias dinero para ir a su casa a buscarlas? Prometo que en cuanto pueda entrar a buscar mi cartera te lo devuelvo- me mira con una expresion sorprendida, no lo culpo, hasta a mi me costo creer mi pregunta.

Gastón niega con la cabeza. Al menos lo intenté.

-No importa, puedes meterte el dinero en donde más te guste, le diré a Emi que lo haga- dicho esto empiezo a caminar hacia las escaleras con la intencion de pasarlo, pero él me detiene del brazo

-¿Adonde crees que vas?- pregunta sin soltarme

-A buscar un taxi- digo en tono obvio -Debo ir a buscar las llaves a no ser que quiera entrar por la cerradura- digo mientras intento liberarme de su agarre, pero el alcohol que llevo encima, más el cansancio, no ayudan demaciado

-No voy a dejar que te subas al auto de un desconocido a estas horas- dice serio y yo lo miro con una ceja alzada

-Y del uno al diez ¿Cuanto me importa tu opinion? Voy a subir a ese taxi te guste o no- digo desafiante y luego miro su agarre -Ahora si fueses tan amable de soltarme, te lo agradeceria mucho- su presion desaparece -Gracias, ya ves que no fue tan...¡Gastón!¡¿Que crees que haces?!- grito cuando me encuentro cargada sobre su hombro -¡Bajame!-

Me ignora completamente y veo como entra a su departamento, para luego cerrar la puerta con llave. Se siente como un dejavú

Cuando mis pies tocan el suelo, mi palma arde sobre su mejilla, tomanlo completamente por sorpresa

-¡Abre ya mismo esa puerta si no quieres que empiese a gritar- la rabia me brota por los poros, pero él parece muy divertido

-Quisiera verte intentarlo, aunque no me gustaria tener que amordazarte- dice en tono relajado y yo trago saliva

-No lo harias- dijo con la frente en alto

-¿Quieres ver que si?- pregunta desafiante y yo disimuladamente tomo un adorno a mis espaldas

-Quisiera verte intentarlo- digo repitiendo sus palabras

Al escucharme decir eso, una sonrisa lobuna se dibuja en sus labios.

Bien Jess, solo tienes que desmayarlo, no te emociones y lo vayas a matar.

Cuando ya lo tengo frente a mi, saco el adorno para golpearlo, sin embargo el parece haber sabido mi intencion desde el principio, porque en un rapido movimiento, mi arma desaparece y ya estoy inmovilizada contra la pared

-¿Cinta o pañuelo?-

Trago saliva.

¡No seremos un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora