CAPITULO 1

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Bep bep bep

El detestable sonido de la alarma interrumpe mis tan preciados sueños. Por un momento considero la idea de apagarla contra el suelo, pero despues recuerdo que esta activada desde mi celular y la descarto rapidamente. No tengo el dinero como para comprarme uno nuevo cada vez que se me ocurre apagar la alarma de un modo poco convencional.

Bep bep bep

Aún con los ojos cerrados, empieso a tantear la mesa de noche, pero como sin duda hoy no será mi día, termino tirando al suelo el vaso de agua que siempre tengo sobre ella y cristales junto con agua vuelan por todas partes.

-Noo- me quejo, pero aún sigó acostada con los ojos cerrados.

Bep bep bep

Ademas de que ya arme un escandalo antes de levantarme, la condenada alarma sigue molestando.

Me siento de golpe, haciendo que mi cabeza de vueltas por unos segundos

Bep be...

Al fin.

Me dejo caer nuevamente, para luego volver a cerrar los ojos. Estoy corriendo un riesgo que solo los más valientes, o peresosos, estan dispuestos a correr, pero en este momento no me importa. La fatiga es mayor que el miedo a llegar tarde a la escuela.

Estaba a un segundo de volver a caer en los brazos de Morfeo, cuando un nuevo sonido me vuelve a interrumpir

Riiiing

¿Es una broma? Quien se atreve a llamar a mi puerta a las...

-¡Demonios!- la palabra sale de mi boca sin que pueda evitarlo cuando veo la hora que marca mi celular

07:20

Ahora entendia porqué muy poco se atrevian a volverse a recostar despues de haber desactivado la alarma, los minuto vuela como el viento cuando uno esta comodo.

Riiing

Juro que si se llega a tratar del vecino que se queja porque segun él, mi alarma es muy fuerte, algo que no es cierto, le partiré en la cabeza lo primero que encuentre a mano. No es mi culpa que las paredes del departamento sean tan delgadas, ademas si hablamos de sonidos molestos, yo tambien le podría reprochar sobre esos que se sienten en las madrugadas. Puedo asegurar que no son para nada agradables, sin embargo los tengo que aguantar, asi que él igual.

Ring riing riiiiiiing

Sin dudas que es él. Ninguna otra persona puede llegar a su nivel de insoportabilidad, si es que esa palabra existe.

-¡Ya voy!- grité a todo pulmón y luego, entre palabrotas y maldiciones llegué hasta la puerta.

Tal como esperaba, del otro lado se encontraba el odioso de mi vecino.

-¿Que?- pregunte sin ni siquiera saludarlo

-Ya es la millonesima vez que te vengo a decir que le bajes el volumen a esa cosa, a la proxima éntro y te lo estrello contra la pared- dijo con un intento de tono amenazante, aunque falló terriblemente.

Dejenme precentarles a Gastón Marshal, un estudiante universitario, de cabello castaño y ojos claros, ademas de ser poseedor de un fisico imprecionante. Sin embargo, aunque a primera vista fue algo asi como un Logan Lerman, el paso de los dias con sus constantes quejas combinadas con su pesimo humor lo posicionó primero en mi lista negra y mis constantes negativas a obedecer sus capricho me posicionó primera en la suya.

-Primero, tu no vas a estrellar nada en ningun lado, segundo, si quieres que mi alarma no moleste, vas a tener que empezar a llevar tus conquistas a otro lugar, porque te aseguro que no es nada agradable sentir esos sonidos a la madruga, ni en ningun momento- dije a la vez que ponia una mueca de asco, mientras él me miraba algo incomodo y luego agregué -Ahora, si esa era la unica razon por la que tuve que ver tu cara tan temprano, ya te puedes ir, fue un no placer hablar contigo, Gastón- dicho esto intente cerrar la puerta, aun debía bañarme y desayunar, sin embargo su pie me lo impidió.

Cuando lo miré para dedicarle una mirada fulminante, él se encontraba mirandome con una sonrisa picara, pintada en sus labios ¿Acaso es bipolar?

-¿Y ahora qué?, no tengo tiempo para tus jueguitos, Gastón, ya me tengo que ir a bañar si es que no quiero llegar tar...- me detuve cuando el me empezo a recorrerme con la mirada sin ninguna muestra de pudor. Fue recien en ese momento que me percaté de como iba vestida.

Llevaba una camiseta rosa con un arcoiris al frente, que me habia regalado mi abuela antes de mudarme, junto con unos pantalones cortos que podian ser fasilmente confundidos con unos boxer, por lo extra minis. Sí, lo sé, una vergüenza terrible.

Inmediatamente pude percibir como mis mejillas se iba enrojeciendo.

-Vaya vaya, no sabia que fueras así de provocativa, Jess, pero por mi no hay problema- ese comentario hizo que la furia y la vergüenza me cegáran. Sin sudarlo un segundo, cerré la puerta con una fuerza impresionante haciendo que su pie fuera aplastado. Por un momento me sentí culpable al escuchar sus quejas de dolor, pero cuando miré el reloj que marcaba 07:30 me olvide por completo.

Ya habra tiempo para pensar en eso.

A la velocidad de Flash me bañé y preparé el desayuno.

Para las 07:50 ya estaba cerrando la puerta del departamento.

Bien, ahora empieza la hora de correr, la segunda cosa en mi lista negra, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

El ascensor estaba lleno y no habia tiempo para esperar, por lo que tendria que bajar por las escaleras, las cuales, como de costumbre, estaban vacias.

Para cuando llegué a la vereda, miré la hora 07:53. Ventajas de vivir en el tercer piso y no en el decimo.

Todas las mañanas hacía las cinco cuadras caminando y hoy tenia siete minutos. A paso sostenido deberian alcanzarme. No habia necesidad de correr.

Ya iba a comenzar mi caminata cronometrada, cuando siento la mano de alguien cerrarse en mi brazo y al voltear a ver al causando de mi retrazo, me encontre con la ultima persona a la que querria encontrar: Gastón

-¿Estas llegando tarde a algun lado?- era más que obvio que se estaba queriendo vengar por lo de hace un rato

-¿Es enserio? ¡Sabes muy bien que tengo los minutos contado para llegar a tiempo a la escuela!- grité al borde de la desesperacion, mientras intentaba librarme de su agarre, pero era imposible

-Que curioso ¿Sabes que yo tambien a veces llego a la univercidad con el tiempo medido? ¿Quieres que te cuente porque llegué tarde la primera vez?- me pregunto con una sonrisa burlona

-¡Por supuesto que no! ¡Lo unico que quiero es que me sueltes!- grité llamando la atención de varios

-Era el tercer dia de clase y me habia olvidado de...- empezo a contar, ignorando por completo mis palabras.

Miré para todos lados en busca de ayuda, hasta que mi atención cayo sobre un policia que rondaba la zona.

Una sonrisa malevola se dibujó en mis labios

-¡AYUDA!¡ME ESTAN SECUESTRANDO!- la expreción de Gastón hizo que unas terribles ganas de reir se apoderaran de mi, pero debía continuar con la actuación -¡Que alguien me ayude!- seguí gritando hasta que el guardia llegó hasta nosotros

-¿Que es lo que esta ocurriendo acá?- preguntó con voz dura.

Gastón solto mi brazo como si mi piel quemara bajo la suya.

-Yo...yo solo...- parecía un niño intentado explicarse con sus padres.

Esta era mi oportunidad.

-Oficial, este individuo intento secuestrarme, pregúntele a cualquiera y verá que es cierto- mire a Gastón con una sonrisa de satisfacción, pero él parecia demaciado preocupado como para notarme -Ahora, si me discúlpa, estoy llegando tarde- dicho esto, me di vuelta y miré el reloj.

07:56

A correr se ha dicho.

¡No seremos un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora