Como era de esperarse llegué... tarde.
Nota mental: matar a Gastón la proxima vez que lo vea, si es que no lo arrestaron.
Al recordarlo, una sonrisa se dibuja en mis labios. Estoy segura que estará hecho una bestia.
-Disculpa- alguien toca mi hombros haciendome regresar al presente.
Empiezo a mirar para todos lados, algo desorientada, hasta que me ubico: estoy en el pasillo y mi aula es la ultima
-Disculpa ¿Me puedes indicar cual es el aula de sexto año?- la misma voz vuelve a hablar.
Al buscar al emisor, me encuentro con que a mi lado, hay un chico que tendrá aproximadamente mi edad, rubio y de ojos café, que me sobrepasa por al menos una cabeza.
-¿El aula de sexto?- pregunto y él asiente -Yo justo voy para ahí y me puedes ayudar con un problema, solo me tienes que seguir la corriente ¿Sí?- le pregunto esperanzada y él volvió a asintir algo confuso
-Esta...¿bien?- accedió dudoso y yo sonreí ampliamente
-Gracias, ahora sigueme- empiezo a caminar al aula y me detengo frente a la puerta -No olvides seguirme la corriente- susurro, señalandolo acusadoramente y él vuelve a asentir, pero esta vez no pudo ocultar una sonrisa
Respiré hondo y giré el picaporte.
Del otro lado, ya estaban todos sentados en sus lugares y el profesor de matematica mirandome con el ceño fruncido.
-Hola, profe- digo de la forma más inocente posible -Ya sé que llegué tarde, pero es que...- Demonios, habia olvidado preguntarle el nombre -Mi... ¿primo? sí , mi primo, es nuevo y no tenia quien le enseñara la escuela así que me ofrecí para hacerlo- soy la peor mentirosa, las pruevas estan a la vista, pero al menos lo intenté.
-Esta bien, Simeone, usted y su primo se pueden ir a sentar- no se la creyo ni ahí, pero me dejo pasar y eso es suficiente.
Revisé el aula y solo habia dos lugares vacíos: uno junto a Sebastian, un chico bastante molesto, para no decir insoportable y el otro junto a Emilia. Logicamente elegí el que estaba junto a la loca de mi mejor amiga.
-Bien alumnos, terminen de responder las preguntas que despues paso a corregir- dijo el profesor con un claro cansancio y luego se sento a mirar los papeles sobre su escritorio.
-¿Sabes que eres pesima mintiendo, no?- empezó Emilia, apenas llegué a su lado y aparecieron los murmullos
-No me digas- dije sarcastica mientras me apoyaba en el respaldo de forma exagerada.
En ese momento corrí la vista hasta mi "primo" y nuestras miradas chocaron. Me sonrio y le devolví el gesto.
Mas tarde le pediria disculpas por la vergüenza que lo hise pasar.
-Él no es tu primo, eso quedo más que claro, pero entonces ¿quien es?- preguntó Emilia, logrando que nuestro cruse de miradas se corte -¿Es tu novio?- preguntó con una enorme sonrisa -Porque si es asi, está muy bueno- esa es Emilia, no tiene filtros.
-No es mi novio, dejá de decir eso que te pueden escuchar y malinterpretar las cosas- la regañe en un susurro y ella hizo un gesto para restarle importancia
-Nah, nadie creeria que ese bombon estaria con la más monja del salon- dijo desinteresadamente y yo la miré entrecerrando los ojos, mientras ella reia.
-¿Si? Bueno, perdon por no haberme enborrachado hasta quedar inconciente y haber perdido mi virginidad con vayaasaber quien- inmediatamente dejo de reir, para mirarme de la misma forma que habia hecho yo con anterioridad, mientras yo tenia una sonrisa de satifaccion en el rostro.
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¡No seremos un cliché!
Romance"No somos fríos por falta de sentimientos, sino por abundancia de decepciones" Con padres desconocidos y teniendo casi dieciocho sin haber tenido ningun novio, concidero que el amor solo existe en los libros. En la vida real no existe tal sentimient...