CAPITULO 16

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Un mes.

Ese era el tiempo exacto que habia pasado desde la ultima vez que ví a Gastón y Braian.

Segun Emi, Sebastian le habia contado que los padres de Braian y la hermanita aun estaban en la casa, pero él no.

En cuanto a Gaston, él se fue de un dia para el otro. A la mañana siguiente del enfrentamiento, ya no estaba. Cuando le pregunte al portero, me dijo que aun seguia pagando el alquiler y que no se había llevado nada, algo que me resulto extraño.

Con Emilia ambas teniamos esa sensacion desagradable hacia ambos, pero tambien estaba ese sentimiento de culpa. Lo ultimo que le dije a Gaston fueron cosas no muy lindas y Emilia, al despertar del shock, se acordo de todos los parientes de Braian aunque no de una forma agradable.

-¿Vas a comer el helado con la cuchara? Porque si lo sigues revolviendo así, tendras que usar una pajita- solte una risa ante el comentario de Santiago.

¿Quien es ese tal Santiago? Bueno, paso a contarles que es mi mejor amigo ¿Desde cuando? Desde que Cristina me lo presentó aquel dia para posible novio.

Ni bien lo ví, con esa piel bronceada, ojos negros y pestañas largas, supe que no seriamos novios, pero si amigos y el tiempo supo darme la razón.

-Posiblemente un poco de ambas- dije entre risas y luego me llene la boca con una cucharada. Santiago rio mientras negaba

-Eres un caso perdido- dice con tono vago y vuelvo a reir hasta que reconozco un rostro. Unas mesas mas adelante, Cassandra rie muy animadamente con un chico. Verla me recuerda a Gastón y al afecto que le tenia, es increible que ella no supiera verlo.

-¿Probaste con algun truco de concentración? Sueles colgarte con mucha frecuencia ¡Auch!- el comentario de Santiago logra que se gane un golpe de mi parte

-El proximo va a ser con la silla- lo amenazo y él levanta las manos en señal de paz

-Esta bien...- se levanta y mira la puerta -...y tambien debes probar para el control de ira- lo mire con los ojos entrecerrados. Ahora entendia la razón de su reacción

-Te conviene empezar a correr- dije con una tranquilidad que no dejaba mucho beneficio a la duda.

Santiago dibujó una sonrisa y se perdio a traves de la puerta. Lo seguí por detras aun con mi helado. Que rogue para que no lo alcanse.

Santiago tiene una resistencia y velocidad mucho mayor que la mia, sin embargo siempre nos manteniamos a la misma diatancia. Se estaba burlando de mi, idiota.

Cuando ya llevaba una cuadra persiguiendolo, no fui capaz de ver la valdosa floja y mi tobillo se doblo de una forma bastante antinatural

-¡Ay!- mi grito involuntario se oyó por toda la calle que se encontraba semidesierta.

-¡Jess!- Santiago ya se encontraba junto a mi y me miraba claramente preocupado, sin embargo, aunque mi tobillo estuviera a punto de estallar, debia cobrar mi venganza.

Con un movimiento rapido, tome un poco del helado del que ahora estaba derramado en la vereda y se lo embarré en la cara

-¿Es enserio, Jess?- se quejó mientras se limpiaba con en borde de la remera

Me encoji de hombros

-Te lo merecias-

-¿Por decir la verdad?-

-Por no mantener la boca cerrada- dije indiferente y mire mi tobillo.

Ya se habia hinchado bastante, ademas que se me estaba poniendo morado. De más esta decir que como minimo está esguinzado

-Tiene que ser una broma- lo ultimo que queria era estar con un armatote en el pie. Si pudiendo correr llegaba tarde a todos lados, no me quiero imaginar con un pie esguinzado.

-Solo es un esguinse, si te lo hubieses quebrado ya estarias llorando del dolor- mire a Santiago con una ceja alzada

-Un consejo, nunca trates de hacer cambiar de opinion a alguien que se quiera suicidar porque solo aceleraras el proceso-

Todo este mes que habiamos pasado junto, pude comprobar que Santiago dando consejos, era igual que un elefante intentado pelar una banana.

-Muy graciosa, ahora vamos a ver como vas a llegar a tu departamento con ese pie así- dijo desafiante mientras se crusaba de brazos.

-Tengo movil y ademas, rengueando, pero puedo caminar- su pose desafiante se derrumbó con esas simple ocho palabras

-Esta bien, tu ganas enana loca- lo mire con los ojos entrecerrados y el sonrio burlón. Solo me sobrepasaba por diez centimetros, pero eran los suficientes para sus burlas

-Guarda, hablo el jugador de basque- y esas palabras me alcanzaron para que su sonrisa se borre.

Él me habia contado como su sueño con ese deporte se habia derrumbado al ver la altura de los demas jugadores con diferencia de su metro setenta y ocho.

-Eso dolio justo aca- se señalo el lado derecho del pecho y casi me pego la cabeza contra el cemento

-El corazón esta del otro lado, Santiago- digo tomandome el puente de la nariz

-¡Oh perdon!- rapidamente señaló el lado izquierdo -Eso dolio justo aca- repitio con el mismo tono que habia usado al principio

-Y luego soy yo el caso perdido-  dije con vagueza antes de empezar con la tarea de levantarme del suelo.

Santiago me ayudo y luego de algunos intentos, ya me encontraba sobre el pie derecho, que era el sano, y un brazo sobre los hombros de Santiago.

Cuando intente apoyar el otro pie en el piso, vi miles de estrellitas y al parecer mi amigo lo notó

-Jess, puedo ir a buscar el auto y llevarte a un hospi...-

-Estoy bien, con un poco de hielo y un calmante, lo estaré- eso no me me lo creia ni yo, pero odiaba los hospitales y siempre estaba intentando evitarlos todo lo posible.

-Esta bien- dijo Santiago antes de seguir caminando.

Habiamos caminado una cuadra hasta la puerta de mi edificio y para cuando llegué estaba que lloraba del dolor

-Espera sentada alli- el tono autoritario de Santiago me descoloco

-¿Que?- pregunte sin entender su cambio de humor tan repentino

-Tu tobillo esta horrible y estas que explotas del dolor, espera sentada en ese escalón que tengo que ir a buscar el auto a la heladeria asi vamos al hospital- abri la boca para negarlo, pero luego me cruse de brazos y adopté una pose decidida

-No ire a ningun lado más que a mi departamento-

-No era una pregunta, tu tobillo se ve bastante mal y no pienso arriesgarme a que puedas agarrar una infeccion o algo interno por tu capricho- no alcance a replicarle nada, que me hizo sentar en el lugar previsto y se empezó a alejar con pasos rapidos.

-¡Idiota!- él me ignoró olimpicamente y siguio caminando.

De algo estaba segura: no queria ir al hospital.

Con una fuerza de voluntad que no sé ni de donde saqué, me levanté y empecé a caminar hacia el ascensor, que por suerte, ya andaba. Una vez dentro, apoyé la espalda contra una de las paredes y tiré la cabeza para atras. Estaba transpirando del dolor y parecia que tenia el corazón latiendome en el pie.

Cuando las puertas se volvieron a abrir en mi piso y dí dos paso, el dolor llegó a su climax. No pude soportarlo y no me quedo otra que sentarme ahí, contra una de las paredes del pasillo y las lagrimas saliendo de mis ojos.

-¿Jessica?- ¿Acaso era posible que...? No, seguro que estaba delirando del dolor -Jessica ¿Que demonios te pasa?- y entonces pasó, mire frente a mi y mis ojos cristalizados chocaron contra sus azules

-¿Gaston?-

¡No seremos un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora