CAPITULO 12

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¿Porque tengo que abrir la boca siempre en el momento equivocado? Ahora me la quiere cerrar por esa razón.

-Gastón, alejate ya mismo- exijo lo mas firme que puedo.

Me encuentro con la espalda apegada a una de las paredes de su departamento, con sus manos sosteniendo mis muñecas y su aliento chocando contra el mio. Dios, eso sono tan cliche que casi me dan arcadas.

-¿Cinta o pañuelo?- repite con el mismo tono burlón.

Estoy a punto de soltarle un par de insultos, cuando siento pasos en el pasillo. Una sonrisa se dibuja en mis labios y antes que Gastón reaccione, ya estoy gritando a todo pulmón por ayuda. Él, en un intento desesperado por callarme, suelta una de mis muñecas. Grave error.

Con la mano libre lo empujo, mientras mi rodilla hace su trabajo con la parte baja, logrando liberarme. Corro hasta la puerta, pero cuando tiro de ella y no se abre recuerdo el pequeño detalle

-¿Buscabas esto?- pregunta a mis espaldas mientras hace tintinear las llaves.

Cuando me giro a verlo, lo encuentro de cuclillas pero con una sonrisa triunfante en los labios. Idiota, idiota y diez mil veces idiota.

Un leve mareo hace que todo de vueltas por un instante y entonces el cansancio se vuelve a instalar en mi sistema. La pequeña dosis de adrenalina parecio repararme por un minuto, pero ahora el cuerpo vuelve a pasarme factura.

Olvidando a Gastón por completo, me quito los zapatos y camino hasta el sofa. Acomodo los almohadones en una esquina y luego me dejo caer sobre el.

Escucho pasos acercandose y me acurruco más en mi lugar.

-Gastón no molestes, ya mañana tendras tiempo- digo en un murmullo con los ojos ya cerrados.

Para mi sorpresa, él se queda en silencio y sus pasos se empiezan a alejar con direccion a su cuarto. Suspiro con alivio.

Espero que cuando el alcohol en sangre me vuelva a dar negativo no me tenga que arrepentir de esta noche

*******

Abro los ojos y una luz intensa me obliga a cerrarlos rapidamente. La cabeza me palpita y mi cuerpo se encuentra en una posicion bastante incomoda. Me giro para lograr una mayor comodidad y lo proximo que siento es mi espalda chocando contra algo rigido. Me toma un segundo darme cuenta que estoy en el suelo. Entre quejidos e insultos inentendibles, logro desenredarme de lo que parece ser una manta y me quedo sentada. Vuelvo a abrir los ojos, pestaneando repetidas veces para adaptarme a la luz hasta que logro enfocar con claridad. Frente a mis ojos hay una imagen muy diferente a la de mi cuarto.

El lugar del que acabo de caer no es mi cama, sino que un sofa y que para completarla, no me resulta conocido. Cuando el corazón empieza a acelerar su ritmo y los engranajes de mi cabeza a trabajar con todo, los recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente y un alivio se instala en mi sistema.

Me levanto del suelo y mi vista cae sobre la manta que ahora se encuentra arrollada a mis pies. Hubiese jurado que anoche no estaba.

Cuando me paro y el frio choca contra mis pies descalsos, recuerdo los zapatos y al encontrarlos, veo que junto a ellos hay un juego de llaves. Adivino que son las del departamento.

Tomo mis zapatos o mejor dicho los de Emilia y abro la puerta.

Afuera, el pasillo esta completamente de desierto.

Aun descalza, voy hasta la recepción y despues de conseguir mis llaves de repuesto, cambiarme por algo más comodo y tomar una pastilla para el dolor de cabeza, me vuelvo a acostar, sin embargo no llego a alcanzar a dormirme, cuando alguien llama a la puerta ¿Y ahora quien?.

A regañadientes me levanto y llego hasta la puerta, la cual parece que están a punto de tirar abajo.

Del otro lado aparece un Matias con la respiracion agitada y una gran marca violeta en su mandibula, ademas de los cortes en sus cejas y labios.

-¿Que demonios fue lo que te pasó?- pregunto sin hacer ningun movimiento. La sorpresa de verlo frente a mi puerta en ese estado me bloqueó

Él me mira con pena y luego su celular vibra en su mano. Puedo ver como su nuez de Adan sube y baja con dureza y sus ojos reflejan terror al leer la pantalla. Sin darle lugar a negativas, se lo arrebato y me giro para que no pueda quitarmelo. Cuando mis ojos leen lo que dice en la pantalla, juro que mi exprecion es un reflejo de la de Matias

"Te dije que te mantuviese alejado de Jessica, no debiste seguirla" hoy, 01:10

"Te estoy viendo hablar con ella, date por muerto" hoy,01:30

"Te estoy esperando COBARDE debo admitir que ella tuvo razón" hoy, 01:40

"Espero que esos golpes te demuestren que no puedes escapar de mi" hoy,07:30

"Te ví entrar a su edificio, sal ya mismo si no quieres una segunda golpiza" hoy, 09:10

Me giro a mirarlo y su expresion es de terror puro. Lo comprendo, pero estoy seguro que él esta pensando lo mismo de mi.

-¿Quien te esta mandando estos mensajes?¿Quien te esta amenzando?- pregunto cuando al fin hallo mi voz. Matias niega con la cabeza -Por favor, debes decirmelo, te prometo que luego llamaremos a la policia y nada malo pasará, pero debes confiar en mi, por favor- suplico y él parece analizar mis palabras.

Cuando está a punto de hablar, una segunda voz lo interrumpe

-Oh, ya veo que despertaste- es Gastón

-No, estoy en sonambulo- digo con sarcasmo y el pone los ojos en blanco, luego su atención cae sobre Matias. El pobre lo mira como si estuviese frente al diablo.

-Angeleri- dice Gastón con una mirada extraña -Disculpa por lo del otro dia, Jessica y yo habiamos tenido una cuentas pendientes y me la agarré contigo, perdon- ahora entiendo el porqué de su expreción.

Matias lo mira sorprendido y antes que pueda responder Gastón esta dentro de su departamento.

De nuevo solos, me giro hacia el golpeado, pero antes que pueda volver a preguntar algo, él se pierde en las escaleras, dejando olvidado su movil el cual vuelve a vibrar indicandome un nuevo mensaje

"Ya era hora"

Al leelo, escribo un rapido "¿Quien eres?" y empiezo con la tarea de acabar con mis uñas hasta que el celular vuelve a vibrar indicando un nuevo celular que me hubiese gustado no leer

"Pronto lo sabras
PD: Sé que eres Jessica"

¡No seremos un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora