CAPITULO 17

1 0 0
                                    

-¿Que es lo que te pasa?- su rostro preocupado, al igual que su tono, parecian ser cien porciento sincero y eso no me dejo otra alternativa que responderle del mismo modo

-Me doble el tobillo- dije con indiferencia y señale la zona que parecia crecer a cada minuto.

Los ojos azules de Gaston se abrieron sorprendido cuando vio la magnitud de mi "problemita".

-¿Y no has ido al medico? Tal vez tengas alguna lesión en el hueso-

-Otro ¿acaso no pueden pensar un poco las palabras antes de decirlas? Le tengo miedo a los hospitales y que me digas eso no coopera en lo más minimo- dije al borde del enfado y luego intente volver a ponerme de pie pero él me lo impidió

-Perdón, ahora iremos al medico- estaba muy equivocado si creia que había subido hasta acá para que él me terminara llevando al medico igual.

-No es necesario, un amigo dijo que ahora pasaba a buscarme, solo subí por dinero- una mentira piadoza no era mala, solo tenia que llegar a mi departamento y una vez dentro estaba librada.

-No, yo te llevo- su modo de decirlo fue algo brusco, pero no le di importancia

-Ya te dije que estoy bien- apoyé la espalda contra la pared y lentamente me deslice en ella hasta estar de pie, sin embargo, antes que pueda dar un paso, el brazo de Gaston me detuvo

-Y yo dije que te llevo yo- no tenia animos de pelear, pero estando cerca de él era algo inevitable

-Gaston, no empieces, ya te dije que...-

Mis palabras se vieron cortadas por unos paso rapidos subiendo las escaleras. Cuando mire sobre mi hombro y lo ví, no me decidia si llorar por el dolor del pie o porque no me libraria del hospital

-¡¿Acaso estas loca, Enana?! ¿Como se te ocurre subir con un pie así? Solo lograras hacerte más daño, ahora vamos que ya tengo el auto abajo- empezó a caminar hacia mi y yo ya lo esperaba resignada, hasta que una voz lo detuvo

-Yo la llevo, no te preocupes- y dale con lo mismo

-Gaston, ya te dije que me va a llevar él, ahora vuelve a tu departamento- dije antes de dar un paso hacia Santiago que me miraba como si me hubiese salido un tercer ojo

-No me interesa, él tal vez tenga cosas que hacer, yo te llevo- dijo o mas bien, sentenció

-No, Santi no tiene que hacer nada, puede llevarme- dije desafiante y él tensó la mandibula, pero despues sonrio

-Sabes que puedo hacerlo por las malas ¿para qué complicar las cosas?- lo mire con una ceja alzada.

-Adios Gaston- me giré sobre mis talones y Santiago corto la distancia que nos separaba para que yo cruzara un brazo sobre sus hombros y hacer el recorrido hacia... esa cosa.

********

-Esguinse severo, que novedad- dije en tono aburrido mientras leia, o intentaba leer, lo que el medico habia escrito -Lo ves, no precisaba venir a este lugar para saber que tenia que tomar un calmante y ponerme esta bota por unos dias- me queje por decima vez y Santiago volvio a suspirar.

-Al fin llegamos, una queja más y me tiraba del auto- dijo aparcando frente a mi edificio.

Le di un golpe amistoso en el hombro y él rió

-Admite que te reiste a costa de ni sufrimiento- replique antes que él bajara y rodeara el auto para ayudarme a bajar

-¿Necesitas que te ayude a subir a tu departamento?- pregunto cuando ya estuvo de pie en la vereda, pero yo me negué

-No, Santi, ya has hecho bastante, solo tengo que caminar hasta el ascensor y luego hasta mi puerta, puedo resistirlo- bese su mejilla para despedirlo y luego hice el repectivo recorrido hasta el ascensor, marqué el numero tres y esperé.

Cuando las puertas se abrieron, caminé con la misma lentitud hasta mi puerta. Tendria que adelantar la alarma media hora si queria llegar a tiempo al colegio. Seguramente le encantará la idea a mi odioso vecino.

Cuando al fin llegué a mi puerta y me di cuenta que no traia las llaves me quise dar la cabeza contra la pared, ahora tendria que bajar, pedirle las llaves al conserje, y luego volver a subir. Con suerte terminaria antes de la cena.

Estaba a punto de apretar el boton del ascensor, cuando una mano se cerró en mi brazo. Aun sin voltearme a verlo, ya sabía quien era

-Tengo cosas que hacer, Gaston- digo con cansancio esperando que me suelte, sin embargo lo que sucedio a continuación me tomo por sorpresa

-¿Como buscar esto?- siento un tintinear y cuando me giro a verlo, lo encuentro con los dos juegos de llaves: las del concerje y las mias

-¿Como...?-

-Cierra la boca que te entraran moscas- se burlan y eso me hace hervir de rabia

-¿Que haces con MIS llaves?¿Acaso no tienes una vida que solo te dedicas a joder la mia?- me miró totalmente sorprendido, no lo culpo, hasta yo lo estuve, pero la situacion me sobrepasó

-Jessica, yo...-

-No me interesa, solo devuelveme las llaves y desaparece de mi vista- mi tono era frio al igual que me expreción

-Solo era una broma, no es para que te lo tomes así- se defendió

-¿Si? ¿Pues que crees? No estoy para bromas, solo quiero llegar a casa, comer algo y dormir- tendí mi palma abierta hacia él -Devuelveme las llaves- repetí remarcando cada palabra.

-¿Por qué eres así de antipatica conmigo?- preguntó y yo suspiré con frustración. Solo queria recuperar mis llave, no una conversación sobre nuestros problemas

-Suelo ser fria con todos, no te lo tomes personal ¿Ahora me devuelves mis llaves?- pregunte con "amabilidad", pero él volvió a ignorarme.

-Me refiero a que todo lo que hago te molesta y no entiendo porqué- al oirlo decir eso, olvide las llaves y lo mire con los brazos en forma de jarra

-¿Lo preguntas enserio?- asintió -Eres tú el que siempre esta encontrando motivos para molestarme, como por ejemplo tu insistencia en traer tu conquistas a tu casa a altas horas de la madrugada- me quejo y él se frota el rostro

-¿Y que quiere que haga?¿Que mande a ensanchar las paredes de mi dapartamento porque tu no puedes dormir?-

Esta discusión no nos llevaria a nada. Ambos eramos tercos y no dariamos brazo a torcer, ademas, por más que me doliera admitirlo, él tenia razon. No podia reclamarle nada, él alquilaba un departamento y dentro de el podia hacer lo que quisiera.

-Esta bien, a partir de ahora no me quejaré más, pero a cambio no quiero escuchar ni una queja por la alarma- dije finalmente y luego volvi a extender mi mano -¿Ahora sí me devuelves las llaves?- con pesar, las depocitó en mi mano y yo murmure un《gracias》antes de hacer mis camino con complejo de tortuga hasta mi puerta y finalmente entrar.

Hogar, dulce hogar.




¡No seremos un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora