DESDE NUNCA

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Sé que el cuerpo de mi madre, inmóvil e inocente a todo lo que sucedía alrededor, estaba presente en aquella habitación, pero en ese momento, sólo existíamos Matt y yo.

Me subió sobre la mesa para tenerme más a su altura y así poder devorarme los labios. Yo me limité a poner mis manos sobre su pecho que tanto deseado desnudo, y a seguir su rápido ritmo de darme aquellos besos tan seguidos.

Fuera de control, me abrió las piernas y me remangó el vestido, al igual que las bragas. Se estaba bajando la cremallera de su pantalón cuando caí en cuenta de donde estaba y qué tenía intención de hacer.

-Señor... -me mordí el labio por aguantarme el gemido- Señor -exclamé por lo bajo cuando ví que estaba a punto de introducirme su miembro erecto.

-¿Qué ocurre? -separó sus labios de los  míos para mirarme a una corta distancia.

-Estamos en el hospital. Con mi madre delante -le señalé a mi madre- No me gustaría que despertase y se encontrase a su hija en pleno acto sexual.

-¿En pleno acto sexual? -se rió de mí- Qué tecnicista que eres -se siguió riendo.

-Haga el favor de meterse... eso -señalé su miembro que me apuntaba desafiante y me bajé de la mesa colocándome bien mi ropa.

-Sheila... -se percató de mi malhumor cuando vió que me había apartado de él- Era sólo un broma.

-¿Una broma burlarse de mí? -me cruzé de brazos a la vez que dejaba que el viento que entraba a través de la ventana me diera en la cara.

-No me estaba burlando de ti -me cogió de las caderas y me atrajo hacia sí. Mi espalda contra su pecho.

-Pues a mí me ha parecido que sí -cerré los ojos para intentar dejar de sentir su miembro erecto que podía sentir a pesar de que llevaba puesto los vaqueros.

-Si te pido perdón, ¿dejarás de estar enfadada? -me dió pequeños besos en el cuello. Me giré sorprendida hacia él.

-Usted, ¿pedir perdón? -esta vez, nuestros pechos estaban pegados- Es algo que me encantaría ver.

-Te pido disculpas por haberme burlado de ti -dijo con su boca y ojos sonriéndome.

-Oh, venga ya. ¡No lo siente de verdad! -dije entre risas ante aquella absurda situación. Paré de reírme debido al silencio por parte Matt- ¿Por qué me está mirando así?

-Porque me encanta tu risa -me apartó el flequillo de la frente.

-Y a mí me encanta que le encante -dije sin que se me ocurriera otra cosa. Aquello me dejó patidifusa.

-¿En serio? -soltó otra pequeña risa.

-Si... -me mordí el labio- ¿Cuándo piensa llevarme a ese hotel? -pregunté con deseo.

-Ahora mismo -me besó y me cogió de la mano para salir de la habitación, no sin antes despedirme de mi madre hasta dentro de un par de horas.



-Es preciosa -dije entrando a la suite que había reservado.

-Lo mejor para lo mejor -dejó las llaves sobre la mesilla cercana a la cama.

-Está usted muy cursi -dije soltándome el pelo.

-Ni de coña digas eso -contestó cogiéndome hacia él.

-¿Piensa usted follarme hoy o mañana? -me sorprendí preguntándole.

-No te reconozco Sheila -me echó sobre la cama poniéndose encima.

-Me está volviendo usted una chica muy mala -le mostré las muñecas para que me las atara. Este cogió las cuerdas de las cortinas y me las ató al cabecero.

-Y eso me gusta -me hizo algo que nunca me había hecho. Cuando se deshizo de mi ropa, incluyendo la interior. Aquello que me hizo fue pasar su lengua por mi parte. Tuve el instinto de bajar mis manos, pero no podía ya que las tenía atadas con un buen nudo, haciendo que mis brazos estuviera mirando hacia arriba.

-¿Qué... q-qué hace? -me revolví de aquel placer tan extraño.

-Hundirte en el placer -casi me hago sangre en el labio de mordermelo de tanto placer.

-Pare, pare -me estaba excitando demasiado con aquello.

-¿Desde cuándo una sumisa... -subió de nuevo hacia mi rostro- ... le dice a su amo lo que tiene que hacer?

-Desde nunca -tragué saliva.

-Entonces calladita -y comenzó con sus fuertes embestidas al tiempo que nuestros labios encajaban perfectamente.




SIRVIENDO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora