MUCHAS COSAS

4.6K 232 1
                                    

Me desperté antes que Matt. Fuí al baño silenciosamente para no despertarle y luego volví sobre mis cuclillas. Me quedé mirándolo de pie y luego contemplé el estado de la habitación. Los vasos que había roto y los agujeros que había hecho en la pared después del enfado de encontrarme con Jeremh, seguían presentes.

Empezé a recogerlos uno a uno dejándolos con cuidado en una bolsa que encontré. Y cómo no, me corté sin querer en la palma de la mano.

-Joder -murmuré por mi imprudencia.

-¿Sheila? -preguntó Matt por mí. Se levantó de la cama y me vió sentada en el suelo con sangre cayendo de mi palma- ¿Qué ha pasado? -se arrodilló frente a mí cogiéndome la mano.

-Que soy una torpe y me he cortado con un cristal -me vendó la mano después de curarme con las cosas del botiquín- Gracias -le dió un suave beso en los labios.

-De nada, torpe -me dió un beso en los labios.

-¡Eh! No me digas eso -me cruzé de brazos fingiendo enfadarme.

-¿Por qué? Tú misma te has llamado torpe -se rió.

-Pero los novios sólo le dicen cosas bonitas a sus novias -una sonrisa pícara apareció en su rostro y se acercó sensualmente hacia mí.

-Así que los novios hacen eso, ¿eh? -me giró para ponerme espaldas a él e hizo que me doblara para acabar semitumbada sobre la mesa de escritorio- Espero que los novios también follen a sus novias sobre la mesa de escritorio, porque eso lo que pienso hacer contigo -me bajó las bragas, las cuales acabaron en el suelo y penetró su miembro por mi ano, algo que no había hecho nunca antes.

-Oh -gemí con su forma bruta de entrar en mí, algo que me encantaba.

-Más fuerte Sheila. Gime más fuerte -y eso hice, hasta que acabé medio muerta de cansancio en la mesa.

Al darse cuenta de que no podía más, me volvió a poner las bragas y me sentó sobre la mesa. Me apoyé en  porque apenas podía ponerme en pie después de diez minutos embistiéndome por ahí atrás.

-¿He hecho bien de novio? -preguntó juguetón al verme tan cansada.

-Muy bien -suspiré.

-Voy a bajar a desayunar. ¿Bajas conmigo o le digo a alguien que te suba el desayuno? -pasaba sus manos por mis muslos desnudos.

-¿Y por qué no desayunas aquí conmigo? -propuse otra idea.

-Me temo que no. Tengo que desayunar rápido. Tengo cosas que hacer -yo puse cara de pena al escuchar eso y me besó como recompensa.

-¿Puedo ayudarte en lo que tengas qué hacer? -pasó su mano por mi rostro.

-Mejor quédate a descansar. Estaré de vuelta enseguida -me besó y se terminó de vestir.

-Me ha encantado -le dije antes de que saliera por la puerta.

-Aún me quedan muchas por enseñarte nena -me guiñó el ojo y salió de allí dirección asus quehaceres. Yo tan sólo me dediqué a echarme sobre la cama y absorber el olor de su ropa que había dejado tirada sobre su cama.

SIRVIENDO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora