LO QUE NUESTROS CORAZONES NO ERAN CAPAZ DE DECIR

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El aire de la noche se tornó fría y me dí más prisa en llegar a casa. Desafortunadamente, me crucé con la vieja cascarrabias de mi vecina de abajo.

-Buenas noches señora Brown -dije con el mayor respeto posible.

-Loa jóvenes de ahora no sois nada más que unos golfos que no se cansan nunca -por su cara, pareció que me estaba echando un mal de ojo.

-¿Perdone? -se me acabó la paciencia. Era imposible tratar con aquel ser humano.

-No sé a qué hombre has dejado allí arriba esta vez, pero no paro de escuchar voces y golpes -refunfuñó dirigiéndose al portal.

-Señora, no sé de qué está hablando. Estoy yo sola esta semana. Aparte que yo no me llevo a ninguno a mi casa -me echó una mala mirada y salió sin decir nada- Qué asco de señora -murmuré entrando al ascensor.

Introduje la llave de mi piso a duras penas en la cerradura. Aquel día había sido agotador tanto física como mentalmente que no podía con mí misma. Tan sólo quería echarme en la cama y no despertarme jamás. Lo que no sabía era lo que quedaba por vivir de aquel día.

Encendí las luces del salón y encontré cosas en sitios donde no eran su lugar. La figura de alguien sentado en el sillón me hizo tropezar hacia atrás, pero logré mantener el equilibrio.

-Joder, qué susto -me llevé la mano al pecho- Matt -le reconocí- ¿Qué estás haciendo en MI apartamento? -tiré el bolso al otro sillón que teníamos.

-Hacerte una visita. ¿A ti qué te parece? -como no, no venía solo. Sus hombres salieron del pasillo. A saber que habían estado buscando en mis habitaciones.

-A mí me parece que has entrado a un apartamento que no es tuyo sin permiso alguno -puntualizé- No te he invitado a entrar ni nunca lo haré, así que ya puedes largarte antes de que llame a la policía -señalé la puerta.

-¿Policía? Parece mentira que conociéndome, creas que eso me va a asustar -dijo con una sonrisa malvada en sus labios.

-Mira Matt, no tengo ganas de tus estúpidos jueguecitos. Vete con tu... -intenté recordar el nombre de Jessica, pero en ese momento no me venía a la cabeza- ... nueva guarra particular. Yo tengo cosas que hacer -me sorprendió bastante ver como respiraba hondo para no hacerme una de sus contestaciones groseras.

-Si. Eso lo veo. Vas a tener que empezar con los preparativos de la boda dentro de nada, ¿no es así? -me fulminó con la mirada.

-¿Cómo...? ¿Cómo sabes lo de la boda? -me tapé el anillo, aunque sabía que esa no era la causa de que lo supiera.

-El anillo no es lo único que me lo ha hecho saber -se levantó del sofá y se fue a la nevera a coger una cerveza.

-Me estás empezando a poner un tanto nerviosa. No estoy para juegos. Estoy reventada. ¿A qué has venido? A por las evidencias esas de Ethan, ¿verdad? No insistas. No tengo ni idea de...

-No he venido a por esa mierda -me interrumpió bruscamente- Estoy aquí por esto -me quitó el anillo sin que me diera tiempo a reaccionar.

-¡Eh! ¡Devuélvemelo! -intenté quitárselo, pero imposible de lo rápido y alto que era.

-Oro del bueno. Si que va en serio porque este anillo no baja de los 2000 -lo tiró al sillón como si no fuera nada.

-Pues claro que va en serio -fuí a cogerlo para evitar que se fuera a adueñar de él otra vez- Él me quiere -recalqué mucho esa frase- Y yo a él. Normal que vaya en serio.

SIRVIENDO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora