LA VAS A TENER

4.6K 225 9
                                    

Me fue al baño para lavarme la cara después de haber estado más de media hora llorando. Me quedé mirando mi rostro pálido y sin vida. Pero algo más me llamó la atención. Unos moratones a cada lado de mi cuello habían cobrado vida. Tenían la marca de las manos de Matt cuando me había agarrado fuertemente del cuello.

Maldije en mis adentros. ¿Cómo podía haber caído en las redes de ese chico? Había tenido mi oportunidad para librarme de él horas atrás en la comisaría. Pero no lo había hecho. ¿Y sabéis por qué no? Por la mísera idea de que le quiero. Si. Le quiero. Quiero a ese rudo y sexy chico que dice ser mi amo. Quiero a ese chico que a pesar de haberme tratado tan bien estos días y de haberme dicho cosas tan bonitas, me ha roto el corazón diciendo que no soy nada para él. Pero, ¿sabéis qué es lo más alucinante de todo esto? Que no he dejado de quererlo ni un poco a pesar de lo que me acababa de hacer.

Me miré una vez más en el espejo y me odié a mí misma. Me eché más la culpa a mí que a él por haber caído en sus garras. Pero una especie de rencor había aparecido en mi interior. Por él. Por hacerme creer que tal vez hubiera algo, pero al final no.

Cuando me encontraba en la bañera, recordé lo que la abuela adoptiva de Matt me contó sobre su infancia. Nunca le había comentado que sabía la verdad que escondía. La verdad que sería la posible razón de por qué es... así.

Me lié en una toalla y salí en busca de ropa. Genial. Vuelta a la desndez con esos tops y pantalones de cuero que más que ropa, parecían ropa interior.

-Si entra un violador, ni te enteras -me dí contra la puerta del armario al asustarme por la presencia de Rosie sobre mi cama- Pero ¿se puede saber qué te pasa? Estás super empanada.

-No me pasa nada. Sólo... estaba pensando en mis cosas -comencé a ponerme las bragas.

-En tus cosas... ¿Algo que ver con el amo? -preguntó como si tuviera desde hace un rato preparada esa encerrona.

-En mis cosas, Rosie. Tengo más cosas en las que pensar aparte de Matt -su nombre me dió escalofríos.

-Pues parece que él no -se levantó y cogió un conjunto de ropa al azar al ver que yo no me decidía- No sé por qué, pero cada vez que lo veo después de haber estado contigo está super... alterado. Nervioso -suspiré ante aquellas palabras.

-¿Por qué no hablamos de otra cosa? No tengo ganas de hablar sobre él -tiré la ropa al cesto de ropa sucia.

-Porque quiero saber qué coño ocurre entre vosotros dos. Él no te soporta, pero aún así te sigue teniendo aquí. ¿Por qué? ¿Es por lo de tu padre? -me siguió al baño, apoyándose en el marco de la puerta mientras yo me peinaba.

-Primero, ese que dices que es mi padre, no es mi padre. Segundo, te he dicho que NO quiero seguir con este tema -la esquivé para salir del baño.

-Bueno. Vale. Lo que tu quieras. Pero al menos cuéntame por qué te arrestó la policía -me rogó.

-Simplemente, mis padres trataron de ponerme a salvo de Matt. La policía me preguntó sobre él para que les ayudara a encontrarle, pero yo me negué. Eso les hizo pensar que a lo mejor estaba... compinchada con él o algo así. Luego vino Matt y me sacó de allí. ¿Contenta?

-Wow -dijo con los ojos como platos- Podrías escribir un libro. Te suceden cosas muy raras -rió.

-¿Más raras que un tío sexy y buscado por toda la policía de EEUU te secuestre? -y nos reímos juntas- Ay, no sabes cuánto echaba de menos estos momentos -abrazé a Rosie.

-Yo también. La verdad es que las que eran mis amigas de aquí me resultan muy aburridas desde que te conozco -yo sonreí y fue esta vez ella la que me abrazó.

-Muchas gracias por el apoyo que me has dado estas semanas -le sonreí muy agradecida.

-No hay de qué guapetona -me dió un suave golpe en el hombro.

Toc. Toc.

-¿Quién podrá ser? -pregunté extrañada. Nadie venía a mi habitación a no ser que fuera Rosie o Matt. Rosie ya estaba conmigo y Matt creía con firmeza que no vendría a verme. Y menos tocar la puerta para pedir permiso.

-No sé. ¿Voy yo? -asentí.

-Bajad abajo. Ya -escuché la voz de un hombre.

-¿Quién era? -fuí al encuentro de Rosie.

-Uno de los perros falderos del amo. Tenemos que bajar -me informó.

-¿Bajar? Lo siento mucho pero yo no voy a ningún sitio -me volví a acostar en la cama.

-Sheila, sabes que no es buena idea que hagas eso -me regañó Rosis desde la puerta- Venga. No hagas tonterías y vámonos -me animó.

-Rosie. He dicho que no. No tengo ganas de verle y actuar como si nada ha pasado. Baja tú. En serio. No te preocupes -Rosie suspiró, se despidió con la mano y salió dejándome allí a solas.

-¿Quieres guerra Matt? Pues la vas a tener -murmuré en mis adentros.



*****
Es hora de qué Sheila se envalentone un poco, ¿no creéis? Veré si puedo actualizar otro capítulo esta tarde, pero no prometo nada.

SIRVIENDO POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora