Capitulo 1.

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Algo me estaba molestando, un sonido desagradable para cualquier persona, ese maldito aparato que inventaron solo para fastidiar, aunque lo hayan hecho con un buen propósito. Era hora de levantarse, no tenía ganas pero era mi primer día de clases en la universidad de Ottawa, así que lo mejor era ponerse en pie. 

Fui al baño para darme una ducha y así poder despejarme aunque fuese un poco. El agua tan caliente como siempre, era algo agradable para mi, era una tortura salir de la ducha pero no me quedaba otra. Salí de la bañera y me dispuse a vestirme, era un conjunto cómodo pero me sentaba bien, lo cómodo puede parecer informal pero a mi me encanta. Tenía hambre pero iba algo mal de tiempo, así que ya comería algo en la cafetería de la universidad. Bajé en el ascensor y me dispuse a coger mi coche, me encantaba. Iba camino a la universidad escuchando música, me daba tranquilidad para lo que pudiese pasar hoy. La universidad no estaba nada mal, era grande así que tardaría un poco en saber donde están todas las clases. Me tocaba historia del arte, no me gustaba mucho esa asignatura pero no me quedaba otra. Fui directa al salón concreto y tan pronto llegué vi que aun no habían muchas personas, así que me dirigí al asiento que estaba al fondo y solitario, eso es lo que me gusta, que no me molesten mucho ya que me gusta estar tranquila. A los pocos minutos fueron entrando todos, hasta que el salón quedó lleno, entonces entró el profesor y comenzó a darnos una charla a la que no le estaba dando mucha importancia, hasta que le oí decir:

- Bien, voy a hacer unos cambios de asientos, no me gusta mucho su distribución -dijo el señor con una apreciable calvicie y una barriga importante. Genial, eso no me lo esperaba, yo estaba perfectamente con el sitio que había elegido y ahora a ese señor le dio por hacer esa estupidez, espero que no me junten con alguien muy hablador. 

Veía como se cambiaban todos a los respectivos asientos que les asignaba el señor gordito, si, me gustaba ese nombre para él. Yo seguía en mi asiento esperando a que él dijese el nombre del que se sentaría conmigo. Cuando ya estaba pensando que a mi me dejaría estar en el sitio que había elegido, lo dijo:

- Brooklyn Smith, se sentará con Kristen Roses -entonces la vi, me quedé helada, era muy guapa. Un pelo rubio que envidiaría cualquiera, ojos tan azules que parecían el mismo cielo, una nariz pequeña y achatada, unos labios que parecían un pecado digno de cometer por solo querer probarlos, simplemente era hermosa, como un ángel. Yo solo me quedé viéndola, parecía idiota en este mismo momento, tan pronto se sentó a mi lado pude sentir mis nervios a flor de piel. No me gustaba sentirme así, siempre estaba tranquila, nada me hacía ponerme nerviosa, salvo ella. Y cuando pensé que podría perderme en mis pensamientos, me habló:

- ¿Eres nueva verdad?, lo digo porque nunca te había visto por aquí antes- incluso su voz era bonita, parecía algo imposible de creer, pero nadie puede ser tan perfecto, algo tiene que tener que no sea agradable, como todo el mundo.

- Si, soy nueva. Llegué hace dos días - soné algo fría pero cuando no conozco a alguien suelo hacerlo, no es algo que me guste pero tampoco trato de solucionarlo. Ella me vio y luego se dispuso a decirme algo.

- ¿De donde vienes?, no quiero parecer cotilla pero tu acento me ha llamado la atención y pude deducir que no eres de aquí, o me equivoco?- parecía ser una chica que se fijaba en los detalles por muy pequeños que fuesen.

- No, no te equivocas. Soy de Escocia pero siempre quise vivir en Canadá, por ese motivo cuando tuve la menor oportunidad me mudé- me regaló una sonrisa y no sabía muy bien el por qué, pero me gustó, era como un rayo de felicidad y esperanza. 

- Ottawa es preciosa, es muy tranquila y pacífica, espero que te guste, aunque aun no hayas podido ver nada de esta gran ciudad- dijo ella con una sonrisa tan bonita que le llegaba a los ojos, era una chica un tanto extraña pero me parecía agradable.

- Si, supongo. - Y ahí acabó la conversación, ella todo el rato que había durado nuestra conversación no perdió su sonrisa, me pareció muy curioso. Entonces cogimos nuestro material y nos concentramos en lo que quedaba de clase. Bueno, yo traté de prestar atención pero me resultaba realmente difícil, esa chica me parecía muy interesante y no sabía por qué, solo sabía que algo tenía y quería saber más de ella. 

Terminó la clase y estaba recogiendo mis cosas cuando alguien me llamó, y sabía perfectamente quien era, era imposible pasar desapercibido ese olor tan dulce y asombroso que ella tenía. 

- Kristen, quieres venirte luego conmigo y mis amigos a la cafetería?, pero si tienes a alguien mas para comer no pasa nada, otra vez será -y me sonrió, no entendía tanta amabilidad por su parte, pero aun así acepté comer con ellos, total no tenía a nadie mas así que por qué no. 

Entonces nos fuimos cada una a sus respectivas clases ya que al parecer teníamos muy pocas clases juntas, pero yo solo esperaba a que llegase la hora del almuerzo para poder hablar con ella otra vez, además porque me estaba muriendo de hambre. 

Seré capaz...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora