Capítulo 12.

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Me desperté algo desorientada, ya que nunca había estado en esta habitación, era bastante monótona pero tenía algo que me gustaba, no sabía si era su sencillez o el olor tan exquisito que había en ella. Entonces noté un peso bastante ligero apoyado en mi pecho, cerca de mi clavícula, desprendía un olor tan dulce que me era imposible pasar desapercibido, era simplemente suyo. De repente, sentí como se movía, parecía estar incómoda pero aún así no se separó de mi, como si tuviese miedo de que me fuese, no pude evitar verla ya que seguía dormida y era sencillamente bella, tanto sin maquillaje como con él, sus pestañas; largas que daban envidia a cualquiera, su piel; tan suave al tacto y su tez; ni blanca ni morena. Me dieron unas ganas enormes de acariciar su cara, era tan agradable sentir su tacto, entonces lentamente fui posando mi mano en su mejilla ya que no quería despertarla y empecé a acariciarla suavemente, era tan satisfactorio para mi, me resultaba casi imposible apartar mis ojos de ella. Pero para mi mala suerte, ese momento se estaba acabando, ya que se estaba despertando, no aparté mi mano de su mejilla, porque me gustaba el sentimiento que tenía cuando la tocaba así, entonces abrió sus ojos y se quedó viéndome con una sonrisa, era tan guapa cuando sonreía.

- Buenos días, Kristen. - No pude evitar que de mi boca se asomase una pequeña sonrisa, me era difícil no hacerlo cuando estaba con ella.

- Buenos días. ¿Qué tal has dormido? - Seguía en mis brazos y agradecía muchísimo que no se hubiese apartado, me gustaba tenerla así de cerca.

- Perfectamente, he de admitir que eres bastante cómoda. - Lo decía con una sonrisa ladina, cosa que me pareció un poco graciosa. 

- De mi no te puedes esperar menos, soy increíble, lo se. - No pude evitar decirlo con un toque de prepotencia, ya que sabía que a ella no le gustaba, quería picarla un poco. Entonces ella me respondió con un ligero empujón, era bastante obvia. 

- Eres una creída, tampoco eres para tanto, tu coche es más cómodo que conste. - Yo simplemente me eché a reír, era imposible, ella me vio con cara de pocos amigos y se intentó apartar, pero no la dejé. 

- Ya, claro. Lo que tú digas, pero sé que realmente no piensas eso. - Me vio con el ceño fruncido e intentó escapar otra vez, pero seguí sin dejarle, me lo estaba pasando bien. Entonces, hizo algo que no me esperaba, empezó ha dejar de oponer resistencia para verme con una mirada bastante profunda, estaba perdida en esa mirada, cuando de repente empecé a sentir sus manos recorrer mi cadera hasta llegar a mi cintura, en la cual se detuvieron y ella seguía sin apartar sus ojos de los míos, me estaba empezando a poner nerviosa, entonces empezó a mover sus manos, aunque no era con la intención que yo quería o esperaba, porque para mi mala suerte empezó a hacerme cosquillas a lo que comencé a reírme tanto que hasta lloraba. Eso era un punto bajo por su arte, porque tenía demasiadas cosquillas, así que empecé a moverme para intentar apartarla de mi, aunque el resultado fue otro. Después de tantos movimientos para que me dejase en paz, acabó quedándose encima mía, no sabía como habíamos llegado a eso pero no me incomodaba, aunque tenía una respiración bastante acelerada por culpa de las cosquillas.

No pude evitar fijarme en sus ojos, de un azul cada vez más intenso, eran preciosos. Entonces me di cuenta de la posición en la que estábamos, la cual me recordó a aquella vez que estuvo en mi casa después de ir a buscar a Zeus y acabamos de la misma forma, era bastante comprometedora, lo peor es que sin darme cuento posé mis ojos en sus labios, así que no pude evitar sonrojarme. No quería que ella se diese cuenta, pero al parecer fue inútil, ya que la vi sonreír era demasiado increíble todo, pero de repente me parecía que nuestra distancia cada vez era menor, nos estábamos acercando mutuamente y nuestros labios cada vez estaban más cerca, quería que volviese a pasar, quería volver a sentir todo lo que sentí aquella vez, estábamos a nada de volver a sentirnos la una a la otra, pero entonces sonó el timbre. Quien podía ser tan inoportuno, pero para mi sorpresa, Brook se echó a reír lo cual pude sentir sus movimientos y aliento perfectamente, eso me provocaban menos ganas de apartarme de ella y acabar con lo que estábamos a punto de comenzar, ella me vio a los ojos los cuales mostraban una disculpa y no pude evitar sonreírle. 

Seré capaz...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora