Capítulo 14

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Toda la agencia se quedó en completo silencio, sabían que debían salir a buscarlo de forma inmediata, antes de que se perdiese, tuviese un accidente o peor, antes de que alguien se les adelantara. Sin embargo, tras ver la cara de Chuya, el estado de shock en el que se encontraba debido al nuevo descubrimiento que había hecho por sí mismo les había impedido a todos reaccionar. Su cuerpo permanecía encogido haciéndolo parecer más bajo de lo que ya era de por sí, balbuceaba parte de sus pensamientos, aunque eran tan débiles que apenas distinguían lo que decía.

—Le importaba...—Murmuró, con cierta felicidad en su voz, pero aún impregnada de esa culpabilidad que sentía.

Ranpo se cruzó de brazos observando al chico del sombrero que parecía haber asimilado todo lo que estaba pasando, abandonó su posición encogida y volvió a colocar su espalda y hombros rectos.

—¿No te ibas? —Preguntó Ranpo con una sonrisa de superioridad.

Chuya se giró de inmediato hacia él.

—Tengo qué, yo...—Mordió su labio tan fuerte que hizo que una pequeña herida se abriese en el mismo— ¡Voy a irme! —Gritó muy seguro— Pero cuando Dazai esté aquí y a salvo.

Fukuzawa alzó su brazo llamando la atención de todos.

—Osamu Dazai es actualmente un niño, por mucho que este corriendo aún debe encontrarse cerca de aquí, saldréis a buscarlo de inmediato y le traeréis de vuelta en menos de una hora, iréis por equipos, Kunikida, Atsushi y Nakahara —Esperó a que Chuya asintiese dispuesto a colaborar antes de seguir hablando— Y Tanizaki, Kenji y Kyouka —Ahora dirigió su mirada a Ranpo— ¿Sabes dónde puede haber ido?

El detective sacó de su bolsillo sus preciadas gafas, se las colocó usando una mano y acto seguido posó dos de sus dedos en su mentón.

—Si no tiene rumbo debe estar en algún lugar cerca de los alrededores y si lo tiene debe ser un lugar al que sepa llegar desde la agencia o que conozca bien el camino —Ranpo era el mejor detective, por supuesto y aunque Dazai era un niño seguía siendo Dazai, no podía afirmar con total seguridad sus movimientos.

Los seis mencionados asintieron y salieron del edificio.

—Iremos a buscar por los alrededores —Habló Tanizaki.

—Entonces nosotros...—Atsushi miró a Chuya, apretaba sus puños para ocultar lo nervioso que estaba, quería encontrarlo cuanto antes y que la preocupación saliera de su pecho y lo dejase volver a respirar con naturalidad.

¿El pequeño le odiaría después de esto? Tal vez, pero Chuya podría marcharse sabiendo que Dazai estaba a salvo y que estaba bien, era lo único que quería.

Como si se hubiesen leído el pensamiento Kunikida y Chuya comenzaron a correr en la misma dirección. Atsushi soltó un gritillo al ver que se había quedado atrás y salió corriendo tras sus dos compañeros a los que, a pesar de que eran muy rápidos, pudo darles alcance gracias a su habilidad.

«Venga, otro pantalón roto» Pensó.

A veces odiaba su propia habilidad.

Llegaron a casa del pequeño, Chuya aceleró el paso llegando el primero y abriendo la puerta de golpe.

—¡Osamu! —Gritó al mismo tiempo que entró en la casa. Corrió por su interior, entró en la habitación buscándolo en el armario y bajo las sabanas y cama. Salió de ahí dispuesto a ir a otra habitación, pero sus compañeros de equipo ya habían mirado en el baño y la cocina.

—No está aquí...—Kunikida se agachó para recoger el lápiz de color rojo que estaba en el suelo y colocarlo sobre la mesa.

Atsushi los observó a ambos, Kunikida estaba realmente preocupado, ni él ni Atsushi estaban acostumbrados a este tipo de comportamiento en Dazai, estaban más preocupados ahora que cuando el adulto anunciaba que iba a suicidarse y que, si sobrevivía, traería la comida.

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