Capítulo 18

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El plan había sido hecho y explicado en menos de dos horas, cada uno sabía que tenía que hacer y podían empezar a hacer ya sus partes. Todos estaban preparados para marcharse, solo faltaba una cosa… que Nakahara Chuya saliese del cuarto de baño.

—Chuya-san por favor, no podemos perder más tiempo —Pidió amablemente Atsushi tras tocar dos o tres veces en la puerta de aquel baño.

—¡Me da igual! ¡No pienso salir! ¡Iros sin mí!

—¿¡Quién es el que se ha pasado toda la noche presumiendo de que iba a salvar a Dazai!? —Kunikida le golpeó, de forma indirecta, donde más le dolía.

Chuya apretó los dientes y abrió la puerta del baño saliendo lentamente de él sin dejar de fruncir su ceño. Atsushi sonrió cuando vio la puerta abrirse, al fin podrían marcharse.

—¡Ves, te queda muy bien, Ranpo-san tenía razón! —Habló, haciendo un pequeño escáner al hombre frente a él.

Tal y como habían acordado antes Chuya debía ir camuflado para que no le descubriesen sus subordinados ni ningún mafioso presente ¿Y qué mejor ropa podría usar que aquellos deportivos desgastados, aquel peto vaquero azul y aquella camisa blanca pertenecientes a Kenji? Dijese lo que dijese Chuya, esa ropa le quedaba perfecta, además de que le habían dado una peluca rubia junto al sombrero de paja de Kenji.

—¡Usar este tipo de ropa, de pobre, no estaba en el trato! —Les acusó Chuya— ¡Me siento sucio! ¿Dónde está mi traje?

—¡Pero si va genial! ¿Podría ponerse del revés? ¡Quiero ver como se mantiene mi sombrero pegado a usted!

Aquella forma tan respetuosa de hablar provocó que Chuya lo fulminase con la mirada.

—Chico ¿Qué edad tienes?

—¡Catorce! —Respondió con la alegría propia de un chico de esa edad.

—Catorce años y medimos casi lo mismo…—Chuya se dio la vuelta, caminando hacia la ventana. Atsushi ya había visto a Dazai hacer eso muchas veces, por lo que, cuando Chuya la abrió, Atsushi se aferró a la cintura del mafioso que tenía intenciones de tirarse— ¡SUELTAME QUE ME TIRO, SE ACABÓ TODO! ¡NO PODEMOS MEDIR LO MISMO!

—¡No puedes tirarte, tenemos cosas que hacer!

Arrastrándolo lo llevaron al camión que les esperaba abajo, irían en él, ahora que aún era de madrugada y el sol aún no había hecho acto de presencia por lo que gracias a ello les sería más fácil colarse.

A pesar de que lo habían repasado un par de veces y, para no escuchar a Chuya quejándose constantemente de las horribles prendas que llevaba y preguntando qué porque cojones le habían pintado también las pecas del chico, decidieron que sería mejor repasar el plan.

—A ver chicos —Los llamó Ranpo, todos estaban en la parte trasera del camión cuyo conductor era Kunikida— debo admitir que no tengo la mente de Dazai —Quien estaba sentado entre las piernas de Chuya, intentando sonreír al escuchar su nombre, pero sin poder evitar mostrar esa mueca producto del agotamiento y el dolor físico— para crear estrategias ¡Así que la belleza de mi plan radica en su sencillez, tampoco vamos a complicarnos mucho la vida!

Muchos de ellos rodaron los ojos siendo conscientes de que ese era un plan nacido de la pereza y el sueño.

—Como Kenji no puede ir a la misión se vendrá conmigo ¿Lleváis puestos intercomunicadores? —Preguntó para asegurarse de que nadie los había olvidado y que todos los llevaban colocados en sus orejas— bien, Naomi y Haruno ya se han puesto en marcha llevando el coche de Nakahara al lugar acordado con Akutagawa, nadie bajo ningún concepto debe saber que él ha ido a la agencia. Nuestro objetivo no es derrotar a nadie, esto es simple, entramos, esquivamos a los mafiosos, llegamos a nuestro científico loco, lo obligamos a que nos de la cura para Dazai y listo.

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