Capítulo 44;

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Capítulo 44; besos rosa chillón










Seguiamos en aquella tienda, haciendo fila detrás de una linda pareja. Rubén a mi lado miraba a aquellos adolescentes fijamente, cosa que me pareció extraña pero después de todo el tiene novia y ésta vive en otro país.

De seguro le extraña.

Tal vez si le ama como él dijo. ¿Que se le puede hacer? No seré egoísta y lo dejaré ser feliz con ella, sé que le gusta mucho, se nota.

Pero al carajo, no creo que suceda nada si rompo las reglas un poco.

Mi mano se fue acercando un poco a la de él, con mi pulso a mil y un pequeño cosquilleo creciendo en mi estómago. Nuestros dedos índices se tocaron por un momento y casi sentí un orgasmo con eso, se me hizo un gran hueco en el estómago y no pude evitar cerrar los ojos.

Adoro ésta sensación.

Sus dedos tomaron los míos y se engancharon alrededor de ellos, mientras que de reojo miraba su pequeña sonrisa.

Y al igual que Rubén miré a la pareja frente a nosotros. Intente imitar a la chica y me acerqué más a Rubén, hasta que nuestros hombros se tocaron, y mi cabeza cayó sobre su hombro.

Él no se quitó ni nada por el estilo, se quedó a en esa posición y no dijo nada.

La pareja pagó lo suyo y se fueron, entonces Rubén puso la lata de pintura sobre el mostrador y de su pantalón sacó su billetera.

—Espera—le interrumpi y con la pena de mundo deslice mis dedos fuera de entre los suyos. 

De mi mochila saqué mi billetera y puse el dinero al lado de la lata, con la mirada de Rubén enzima.

—Tía, no, es para mí.

—Tomalo como un regalo de mí parte por favor—le sonreí y unos segundos de silencio de su parte después él aceptó.

La dependienta cobró la lata y la puso dentro de una bolsa con el logo de la tienda, Rubén tomó la bolsa con una mano y con la otra tomó mi mano de nuevo. Me pase nerviosa al instante y la chica me sonrió, y antes de salir de la tienda alcancé a oír la cosa tan linda que murmuró.

—Que linda pareja.

Y con una sonrisa inmensa junto a mis mejillas sonrosadas salimos de la tienda tomados de la mano.

***

—¿Cuanto estuviste en casa de Samuel? ¿Un año? —preguntó llevándose una cucharada de pastel a la boca, reí y negué.

—Apenas llevo dos semanas.

—¿¡Dos!? Joder, pensé que fue más. ¿Ya volverás?

—Lo pensaré.

Sonrió y continuó comiendo igual que yo.

Después de salir de la tienda de tintes(? Rubén me invitó a comer postres en plato, él sabe que me encantan.

No llevamos más de media hora en el restaurante pero parece que llevamos cinco minutos acá, los segundos pasan rápidos cuando estamos juntos los dos. Muy cliché mi comentario, ahre.

Últimamente cualquier cosa es cliché, pinshe humanidad.

—¿Acaso me extrañas? —pregunté sin mirarlo, manteniendo mi mirada fija en mi gelatina.

—No lo voy a negar. Pero nunca te extrañe tanto como cuando quise contarte algo y me di cuenta que no estaban ahí para escucharme, fue triste. Por un momento ya ni sabía si seguíamos siendo mejores amigos, fue como si no nos conociésemos de nada.. —dejó el tenedor sobre el plato y se hizo hacia atrás, para recostarse sobre la silla acolchada.

Tú Me Enamoraste ;rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora