¿Por qué no te conocí antes?

Plan B.

Con todo y ojeras entré al colegio. Estaba con el corazón hecho pedazos. Lastimosamente el casillero de Bella y el mio estaban un poco cerca, de todas formas cruzaríamos miradas.

La vi llegar, estaba como siempre, no tenía ojeras ni ninguna señal de haber llorado. Aquella chica era fuerte.

Pasó por mi lado, estaba cerrando mi casillero, la detuve agarrándola del brazo.

-Bella...- le susurré. Ella no me contestó y sólo se soltó. 

Caminaba directa y firme. Estefano me quedó mirando y con una mirada supuse que querías saber que había pasado. No le respondí a su duda, sólo volví a ver a Bella.

Entramos al salón y el profesor no había llegado. Ella estaba ahí, leyendo su libro favorito, siendo la misma de siempre. Mientras yo me destruía por dentro.

-Nick, ven, ven- gritó Estefano.

-Si dime, ¿qué pasa?- le pregunté sentándome en la carpeta más cercana que encontré.

-Eso debería preguntarte a ti, ¿qué ha pasado con Bella?

-Simplemente lo arruiné.

Una voz interrumpió la conversación de algunos grupos.

-Muy bien alumnos, saquen su libro y busquen la página 43- El profesor de Literatura, de nuevo- ¿Cómo van con el trabajo?

-Bien...-  Gritó todo el salón.

Se me había olvidado por completo, Bella y yo no habíamos hecho nada. Y era una buena razón para hablarle.

.....

Tocó el timbre de salida y fui a buscarla. Estaba caminando hacia su casa.

-Hola Bella, ¿y el trabajo?- Fue lo único que se me ocurrió.

-Sólo lee la obra y da tus ideas, yo haré el trabajo. Ahora vete, no quiero tenerte cerca- Se fue aún más rápido. No la seguí, no porque no quería, sólo no quería molestarla más.

Fui al parque de siempre y no vi a Reyna, seguro seguía molesta. Saqué mi celular y le mandé un mensaje a Estefano.

-Ya no sé que hacer.

-Invéntate algo, hermano. Haz algo sin que ella lo sepa y sorpréndela. Créate un plan B, ya que el plan A de conquistarla con bailes no fue suficiente

¿Plan B? Nunca se me había ocurrido antes. 

Caminé, caminé y caminé hasta que por fin me vino una idea a la mente. Ser su admirador secreto, mandarle un montón de cosas.