Capítulo 11

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-Mike, yo no tengo la menor idea de cómo alimentar a un cobayo – suspiró la chica mientras depositaba la jaula en la mesada de la cocina.

-Primero que nada, su nombre ahora es Oreo. – Mike se hizo el ofendido mientras la corregía. – Y segundo, yo te enseñaré lo suficiente como para que el pobre no muera en tus manos.

Anna rodeó los ojos y observó cómo Mike se agachaba y tomaba una bolsita de alimento y le daba de comer. Él se quedó mirándolo durante un rato, viendo cómo paseaba por la jaulita y movía la nariz. Al rato, el animalito se quedó dormido y Mike se dio vuelta. Chocó con Annabeth, quien estaba agachada detrás de él.

Ella acabó en el suelo y el muchacho se acercó para ayudar a levantarla, tomándola por ambas manos y tirando de ella. Anna le lanzó una mirada de odio y él no pudo hacer más que reír.

-¡Ten cuidado, Mike! Me has lastimado el codo. – Intentó soltarse del agarre del chico para poder tomar su codo y chequear la zona donde le dolía, pero él no la soltó.

-Ya deja de quejarte, apenas si te golpeaste.

Tiró de ella y la acercó a él para poder abrazarla. Anna se resistió un poco, pero finalmente cedió, aceptando el abrazo con ganas. Los brazos del chico eran tan acogedores que sus ojos terminaron por cerrársele.

-Oh, Anna, vaya que te haces extrañar. – Se separó de ella y fue a sentarse al sofá.

-Pues yo también te extrañé. Digamos que no tenía mucho que hacer, ahora que Dem tiene un novio y mi hermana no está, tú eres el único que no me ignora.

-Si no estuviera ocupado con mi trabajo, seguramente pasaría todo el día aquí. Mi hermano y mis amigos también suelen ignorarme.

-Algún día quiero conocerlo, a tu hermano. Siempre lo mencionas. – Mike soltó una corta risa y Anna lo miró extrañada.

-Lo conocerás pronto. Eso es lo gracioso, nunca creí querer tanto a alguien como para presentársela a Vic.

-Tal vez eso signifique que estoy más cerca de ganar la apuesta.

-Puedes seguir soñando con eso. Pero sí tengo ganas de besarte. – Acercó su rostro a ella, quedando este a apenas unos centímetros de distancia del de ella.

-¿Acaso eso no confirma mi teoría? – murmuró ella, ansiosa por saborear su boca.

-No, Annita, sólo confirma que me gusta el sabor de tus labios.

-No me digas a… - El muchacho no esperó y juntó sus bocas, teletransportándose a sí mismo a otro mundo. Tal vez la chica tuviera razón.

Comenzó a plantearse la idea de marcharse, de escaparse de Nick, para siempre. No podría encontrarlo. Y podría llevarse a Annabeth con él. Incluso a su hermano, no habría más problemas. Pero, como si le hubieran estado controlando la mente, su teléfono celular comenzó a sonar.

A regañadientes, se separó de Anna y contestó. Salió de la habitación para poder hablar más tranquilo; sabía quién lo llamaba. Esperó nervioso escuchar la voz del otro lado del teléfono y para eso tuvo que soportar varios segundos de tensión oyendo la continua respiración del hombre.

-Debes matarla a ella también. – Sintió un leve cosquilleo en la nuca y su boca se abrió levemente.

-¿A qué… te refieres?

-Es una distracción, o la matas tú o me haré cargo de ella personalmente. Entiendes a lo que me refiero.

Esta vez no pudo contenerse y tiró el celular al otro lado de la habitación apenas hubo terminado la llamada. Salió se la habitación y observó a Anna desde lejos, aún sentada en el sofá de la sala. No tenía idea, ella no tenía idea de nada. Y, de repente, el trato que tenía con el Lobo pareció insignificante, tan insignificante como la idea de matar a Kate. ¿Qué importaba todo eso? ¿Qué había de Anna?

-Mike, ¿qué haces ahí? Ven aquí, vamos. Veamos alguna película.

Esa noche fue una tortura para Mike, no porque la haya pasado mal, sino todo lo contrario. Luego de la película, se habían quedado horas hablando y bebiendo café.

Annabeth le contó de sus padres, cosa que no hacía con nadie. Y Mike la escuchó hablar e intentó entender su dolor. Ahora comprendía porqué ya no había fotos de su familia en la casa y el motivo de que ella hubiera querido cambiar todo de lugar; formas de olvidar el pasado.

-Entonces… la engañó, les mintió en la cara, las dejó y luego intentó volver. Entiendo por qué odias a tu padre, pero ¿y tu madre?

-Mi madre se marchó cuando notó que papá no volvería, se casó con un hombre que encontró por ahí y nos dejó a Kate y a mí solas. Confío más en ti de lo que jamás confiaré en mis padres.

Y mientras ella le iba contando cosas que no compartía con nadie a parte de Dem, él comenzaba a odiarse porque sabía que, si quería mantenerla con vida, debía alejarse de ella y debía asesinar a su única familia.

holaaaaa, vengo a pedir perdón por haber colgado con actualizar, estuve muy enferma y no tenía humor para escribir. Pero bueno, volví, espero les guste(? eso bye <3

El lado oscuro de mis esperanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora