Capítulo 45: Un bebé, un buen regalo de cumpleaños.

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Golpeteé el banco con el lápiz, mirando impaciente el reloj que colgaba en la pared del salón. La lentitud con la que se movía la aguja segundera me desesperaba cada vez más. Y sumándole a eso lo irritante que estaba el día de hoy nuestro profesor, no ayudaba mucho.

- ¿Está apurada, Dotson? – me preguntó el profesor, apoyando sus brazos en mi banco.

- Si, la verdad un poco... - respondí sin pensar.

- Lo lamento, pero tendrá... - la campana lo interrumpió, y sin perder tiempo, guardé mis cosas y me levanté.

- Que tenga buen día – saludé y me fui de allí.

Caminé apresurada hasta salir del edificio, y encontrarme a mis amigos en el estacionamiento.

- Oye, ¿haremos algo esta tarde? – me dijo Summer.

- No lo creo, lo siento – me disculpé -. Acompañaré a Laynette al doctor.

- ¿Está enferma, qué tiene? – recordé que no le había comentado la situación.

- Probablemente un niño dentro de ella.

Ella abrió mucho sus ojos y me miró alarmada.

- Debo irme – le avisé -. Luego te contaré.

Me despedí del resto con la mano y subí a mi auto, para dirigirme a casa.

La situación me tenía completamente aterrada y nerviosa.

¿Qué sucedería si el bebé Fuese de Connor y no de Ray? Seguramente habría muchos problemas, y no solo personales, sino también legales. Porque después de lo que Connor le hizo a mi hermana, no dudo ni un segundo que ella pediría la tenencia del niño; pero por otro lado, él como padre biológico, diría que tiene tanto derecho como ella a verlo.

Cuando crucé la puerta de entrada me encontré a mi hermana caminando de un lado a otro mientras se mordía las uñas nerviosamente. Cuando me vio, corrió a abrazarme.

- Tranquila, todo saldrá bien – la tranquilicé, sabiendo que quien lo necesitaba era yo. Ella asintió y se fu hacia la cocina. Dejé mis cosas en el suelo y me dejé caer en el sofá. Mi teléfono comenzó a sonar, avisando de una llamada -. ¿Si?

- Hola

- Scott – susurré, sonriendo.

- ¿Cómo estás? – Dijo él, podía escucha movimientos del otro lado de la línea -. No te vi al salir.

- Si, lo siento – me restregué la frente con mi mano -. Estaba un poco apurada.

- ¿Estás bien? – me preguntó, algo preocupado -. Te escucho algo nerviosa.

Suspiré. No creí bueno contarle todo por teléfono, así que lo informaría cuando nos cercioráramos.

- Estoy un poco... nerviosa.

- ¿Sucede algo? – preguntó algo preocupado.

- Aún no lo sé.

- ¿Cómo que no lo sabes? – preguntó, riendo despacio.

- Es una situación un tanto... complicada – confesé -. Juro que te lo contaré en cuanto nos veamos.

- Está bien. – accedió él. Luego de unos segundos de silencio, él volvió a hablar -. ¿Iras al juego de la próxima semana?

¿Qué? ¿Cuál juego?

- Al juego de... - traté de acordarme.

- Básquetbol, Macy – me recordó -. ¿Lo olvidaste? ¡Es la final!

La decisión más dificil (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora