Capítulo 42: No le creas.

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Comencé a negar con la cabeza. Decidida a no creer en sus palabras. Pero se me hacían tan reales. ¿Cómo es que ella sabía que había dicho todo eso, si no era cierto? Corrí fuera de la habitación. Comencé a bajar las escaleras lentamente. Inevitablemente, pequeñas lágrimas caían de mis ojos. Quería irme a casa, acurrucarme en mi cama y llorar hasta quedarme dormida. Me sentía usada, traicionada y estúpida.

Iba a ir directamente hacia la puerta de entrada para irme, pero recordé mi bolso. No podía dejar mis cosas. A medida que me acercaba a la sala, las voces y risas masculinas se escuchaban más fuerte. Sin importarme quiénes eran, o quién me viera, fui directamente a buscar mis cosas para largarme lo antes posible.

Scott estaba sentado en el sofá y Ben en uno de los sillones. Ben es uno de sus mejores amigos. Ambos reían y conversaban animadamente. Estaba tan dolida que hasta pensaba que ellos estaban burlándose de mí. Ninguno se percató de mi presencia, hasta que tomé bruscamente el bolso que estaba al lado de Scott. Él volteó a verme. Una sonrisa adornaba su rostro.

- ¡Hey, Macy! – tardó unos segundos en notar las lágrimas que mojaban excesivamente mis rostro -. Macy, ¿qué sucede?

No le respondí, simplemente me limité a dirigirme a la puerta, ignorándolo. Salí de la casa, enfrentándome a la fría noche.

- ¡Espera, Macy! – ignoré sus gritos, y caminé más rápido. En segundos, algo me impedía seguir caminando. Su mano rodeaba mi muñeca.

Me solté bruscamente, pero no me voltee.

- Hey... - dijo suavemente. Por alguna razón, solo provocó que llorara aún más -. ¿Qué pasa, bonita?

- No me digas así – pronuncié cada palabra lentamente, con los dientes apretados.

- ¿Qué sucede? – preguntó despacio. Aún estaba dándole la espalda, y prefería mantenerme así -. Macy...

- ¡Me mentiste! – grité. Me volteé bruscamente para enfrentarlo - ¡Eso sucede! ¡Me engañaste, jugaste conmigo! Para ti soy solo una más – mi voz se apagó en la última frase. No pude pronunciarla con enojo, sino con tristeza.

- ¿Qué? – Frunció el ceño - ¿De qué hablas?

- ¿Vas a seguir fingiendo que no sabes nada? – pregunté con desprecio -. ¿Vas a seguir fingiendo que todo lo que decías era cierto? ¡¿Pretendes que aún crea en ti?!

Él me miró extrañado un momento. Luego su mirada se volvió fría y calculadora.

- ¿Qué es lo que te dijo Olivia? – preguntó.

- Lo que debería haber sabido antes de que empezaras a jugar conmigo – dije fríamente.

- ¿Qué es lo que dijo? – se notaba que trataba de controlarse para no gritarme.

No iba a responderle eso.

- No te preocupes por lo que ella dijo, preocúpate por lo que tú me hiciste – le espeté.

- ¡Yo no te he hecho nada! – exclamó, exasperado.

- ¡Tú me engañaste, igual que al resto de las chicas! ¡Tú eres ese maldito playboy que todos creen que eres! – le grité -. Me gustaría saber a cuantas más engañaste con el cuento del pequeño Scott enamorado.

El me miró fijamente. Puedo jurar que vi sus ojos cristalizarse. Su expresión fría cambio a una mirada de dolor.

- ¿Sabes qué? – peguntó -. No voy a seguir discutiendo, porque al parecer es imposible hacerte creer que yo no te he hecho ni te haría algo que te lastimara.

La decisión más dificil (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora