Ya era de tarde, yo había salido a la ciudad para pasear un rato e ir a visitar a Matt. Si, lo se, muchos dirán: "como puedes ir con él después de lo que hizo?", o "en serio quieres ir para terminar enojandote con sus niñerías de celoso?"... Pues si, sera desesperante, idiota, celoso y sobre protector, pero aún así sigue siendo mi mejor amigo, y no quería perder su amistad solo por salir con un "psicópata", como el lo cataloga. Llegué a su casa, toqué la puerta y esperé a que abrieran. La mamá de Matt, una mujer chaparrita, pelirroja, pecosa y regordeta, fue la que me recibió, diciendo que que bueno que había ido, pues al parecer Matt no quería salir de su habitación. No pude evitar sentir culpa cuando lo dijo, pues sabía que debía estar así por rechazarlo y huir. Fui a su cuarto, toque la puerta titubeante y esperé a una respuesta.
- Ahora no, mamá. Luego sacaré la basura...
- Primero, no soy tu mamá, y segundo, no seas flojo, ve a tirar la basura!- Se oyó que se tropezó cuando fue a abrir la puerta.
- Entonces echaré a tu novio también.- Me miraba con una sonrisa socarrona.
- Y dale con eso! Cuando dejarás de ser un inmaduro?- lo empujé para entrar a su cuarto, el cual era un chiquero, pero yo me acostumbré a eso desde hace mucho, pues pasaba casi todo el día después de las clases encerrada en ese lugar.- Ya veo que tus hábitos no cambian ni tantito...
- Nop. Jamás limpio mi cuarto y jamás lo haré!- Cerró la puerta, viendo que estaba en pants con playera. Típico de flojo con la pijama aún.
- A menos, claro, que tu mamá saque la chancla jajaja
- Hace años que no usa eso contra mi, además desarrollé invulnerabilidad contra su ataque!
- Lo probamos?- Tomé una de sus chanclas tiradas en el suelo.
- Ni se te ocurra, Janette!!
- Ven acá Matt!!- Lo empecé a corretear por su cuarto, como si de un par de niños se tratara. Si, esta es la verdadera razón por la que vine, para recuperar a mi amigo, el que saca la parte más idiota de mí, y aún así me sigue el juego. Seguí corriendo, hasta que me tropecé con algo duro y caí de cara en el suelo.
- Jany! Estas bien?- Se acercó a levantarme.
- Si...- me sobé la frente, que es donde recibí el impacto.- Por esto es que debes arreglar tu cuarto, Matty...
- Perdón jeje...- Nos sentamos en la cama y pude ver con que me tropecé. Una pesa de mano.
- Estás haciendo ejercicio?
- Eh? Ah! Eso! Si, un poco...
- Tu? El mayor flojo de todos? El que con dos vueltas a la cancha de la escuela se anda muriendo?
- Si, si. Búrlate lo que quieras, pero ahora te puedo vencer en cualquier momento!
- Ah si? Y como sera eso?
- Así!- El me tumbó a la cama como una muñeca de trapo, dejándome acorralada debajo de él, pero rápidamente le di la vuelta.- Cómo diablos lo lograste?!
- Yo también entreno Matty...- Me asegure de que su mamá no oyera y le susurre.- Recuerda que ahora vivo entre raritos y asesinos, no puedo ir por ahí sin saber mínimo defenderme.- El hizo una mueca.
- Creo que ya te acostumbraste demasiado...
- Vamos, no es verdad.- Me quité de encima.
- Si lo es. Ve nada más como dices casi sin preocupación que estas rodeada de asesinos... como si no fuera gran cosa!
- Y que si lo digo de esa manera? De todos modos no te importa.- En eso, sonó mi celular. Eran mensajes de Helen, que me avisaba que cuando regresara, le llamara para que no me hicieran nada, pues muchos irían de cacería.
- Y eso? Qué no se supone están "escondidos"?
- Si, por eso solo tengo a Helen, Puppet y Zero. Pero ahora te tendré a ti.- Tomé su celular sin que se diera cuenta.
- Oye! Cuando robaste eso?!
- Eres un desordenado. Lo tenías en tu almohada y lo tomé hace un momento.
- Me dirás que fue tu novio el que te enseñó eso?
- Helen aún no es mi novio.
- De verdad? Por como se te iluminó la cara, hubiera jurado que te perdí...
- Que no le haya dicho si no quiere decir que es por ti, Matt. Solo me siento algo indecisa.
- Indecisa? De qué?
- Siento que aún no es tiempo... de todos modos, él aún la ama a ella...
- Sabía que tenía otra! Cómo se atreve a decir que te quiere cuando tiene a alguien más?!
- Cálmate, quieres? Uno, el solo a dicho que le gusto, ok? No ha dicho nada más, y dos, la chica de la que hablo, murió hace unos años...
- Eh?... de que hablas?
- Te acuerdas de la vez que me quedé aquí y leímos historias de terror en Internet?
- Como olvidarlo, aunque yo estaba un poco asustado...
- Un poco? Tuve que dormir contigo porque te dio miedo estar solo jajaja
- No es verdad!- Se le veía más rojo que de costumbre.
- Jajaja si claro... bueno, te acuerdas que leímos de Judge Angel?
- La bombón de ojos de espacio?
- Jajaja te escucha Helen y te mata jajaja
- Por? No dije nada malo...
- Si lo hiciste... Judge Angel es la chica de la que esta enamorado...
- Un creepy con otra creepy... no se me hace raro... pero dijiste que murió?!
- Si... por eso entreno, por eso me sobre protege y por eso no le digo que si. No digo que la olvide, solo que no le de tanta importancia a alguien que ya no está.
- Suenas a tu mamá cuando hablaba de tu papá...
- Creo que un poco jajaja
- Pero si de verdad quieres que no le de importancia, va a ser difícil...
- Por qué lo dices?
- Porque nunca superas al primer amor...- El me tomó la mano, pero yo la quité rápido. El solo suspiró.- Supongo si ya tienes mi número, es mejor que te vayas. No quieres hacerlo esperar, o si?
- Supongo que tienes razón...- Me levanté de su cama y me dirigí a la puerta, acompañada de él. Podrá ser idiota, pero es cortes.Me llevó hasta la puerta de su casa, aunque claro, su mamá lo regaño por no limpiar, no vestirse y no tirar la basura como había dicho. Me fui riendo, pues la señora lo jalaba de la oreja y hacia que se agachara a un lado. Al llegar a la orilla del bosque, le mandé mensaje a Helen, pero algo me distrajo mientras esperaba. Música. No cualquier música, un circo. Seguí inconscientemente la melodía, sin notar que me adentraba cada vez más al bosque, y a su vez, al peligro.
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La ayudante del artista sangriento
AcakHojas en blanco de una libreta. Lienzo. Una pared lisa. No importa en donde se plasme el arte, pero para el tiene solo una regla: debe de tener su materia prima y color principal; la sangre derramada por sus propias manos. Pero claro, no puede haber...