M: Margaritas.

436 36 11
                                    

(Au)
...

Recostado del barandal de su balcón, Harry ve el oscuro cielo intentando distraer su mente contando inútilmente las estrellas alrededor de la media luna. No hace el suficiente frío para llevar suéter, pero la brisa que pasa le pone la piel de gallina.

Entre un suspiro y una risa burlona, niega con la cabeza mientras baja la mirada a la calle. Han pasado tres semanas exactas en que Louis y él pelearon. Louis terminó yéndose quien sabe a dónde y con quién... No respondió sus llamadas o mensajes, ni siquiera la de sus amigos.

Al comienzo de la mitad de la tercera semana, Harry se cansó de ser el único en buscar una solución al problema y de rogar por ser escuchado. Siempre era quien iba detrás del Tomlinson, estaba cansado de eso.

Con los brazos cruzados sobre la fría baranda de metal pintada de azul cielo, el castaño se encorva y oculta su cabeza entre sus hombros. Esta tan casado de sufrir por Louis, pero no sabe cómo dejar de amarlo.

-¡Harry! -escucha que alguien grita su nombre desde la calle. Es estúpido el decir que no reconoce el tono de la voz. Abriendo los ojos, sin saber cuando los cerró, ve a Louis parado al borde de la acera haciendo señas para que lo note. En su mano lleva un ramo de flores que Harry no puede distinguir bien desde el quinto piso del apartamento -¡Lo siento! -grita luego con fuerza, seguido de un suspiro de alivio que deja escapar.

Harry está lejos, pero escucha las palabras a la perfección. Y aunque no puede ver bien por lo alto que está, imagina que Louis está sonriendo como si ya todo estuviera resuelto con esa simple palabra. Eso sólo lo enoja más de lo que había intentado no estar.

-¡Jodete, Tomlinson! -grita Harry con todas sus fuerzas, intentando liberar un poco de toda la preocupación, tristeza y enojo que acumuló esas semanas. Seguido de eso, entra al apartamento cerrando con seguro la puerta al balcón, como si Louis pudiera mágicamente subir y entrar por allí.

¿Qué se creía apareciendo así? No estaban en una película romántica o una historia rosa, era la vida real y en ella así no se resolvían las cosas; no podía ser tan fácil. No después de lo que hizo.

Desaparece así, dejándolo sólo y asustado después de tan enorme y aterradora noticia. ¿Louis no podía dejar de pensar sólo en él por una vez en su vida?

Harry pasó por la sala de estar y pensó en dirigirse directo a la habitación. El mayor se cansaría de esperar y se iría. Ahora le tocaría a él esperar hasta que quisiera verle.

O ese era el plan, hasta que escucho unas llaves y la cerradura de la puerta ceder, sonando al ser abierta.

Aunque ilógicamente el primer pensamiento de Harry fue: "La puerta necesita aceite. El sonido me molesta" el segundo fue: "¡Verdad, Louis tiene la llave del apartamento!". Reproduciéndose como una película antigua, puede ver perfectamente la sonría deslumbrante del mayor cuando le entregó la llave.

-Harry -el susurró de su nombre le hace regresar al presente, alzando la vista del suelo para encontrar los azules ojos de su pareja y una sonrisa nerviosa y tímida en su rostro.

Un rostro que quería golpear hasta su cansancio.

Sin embargo, contrario a sus impulsos, el castaño de rizos se dio media vuelta y literalmente corrió hasta la habitación, cerrando con seguro la puerta detrás de él.

-¡Harry, por favor! -los golpes contra la puerta no tardaron en escucharse a los segundos -Lo siento. Por favor, arreglemos esto -Rogó la persona que del otro lado de la puerta, la golpeaba con su palma.

Mordiéndose la lengua, Harry intentaba no ceder a las palabra tan fácilmente. No quiere decir nada, quiere que Louis sienta lo que él cuando no quiso contestar sus llamadas.

Larry ABCedario. [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora