X: X.

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Arreglando unas viejas cajas en el armario, Louis Tomlinson bufa con fastidio. Por días, junto a Harry, a estado desempacando, pintando, limpiando y arreglando todas sus cosas en la nueva casa.

Mudarse a una casa más grande había sonado bien cuando lo propuso, pero se puede decir que estaba cegado por la idea de ser padre primerizo más que pensado en el trabajo que llevaría la casa.

—¡Mierda! —no puede evitar soltar cuando una vieja caja de zapatos cae desde lo alto del armario. En el piso, todo su contenido se riega. —¿Qué es todo esto?  —agachándose para revisar la aparente basura, se da cuenta de que para nada es eso. Viejas fotos de cuando estaba en la escuela junto a los chicos y entradas de cine o recibos con fechas anotadas al reverso se esparcen por el suelo. Años de diversión y recuerdos en pequeños papeles que cualquier persona hubiera botado hace un tiempo.

Sentándose por completo en el suelo, con sus piernas cruzadas, revisa cada pequeña cosa que va guardando nuevamente en la caja. Hay fotos de Niall borracho en los clubes, de Liam y Zayn bailando. Fotos de ellos en la escuela, haciendo caras y otras tomadas sin que se dieran cuentan. Harry aparece en pocas, pero esta allí con su cabello largo y grandes sonrisas.

Cuando está por terminar de ordenar todo nuevamente, Louis se da cuenta de que paso por alto un pequeño sobre rosado y viejo. Al principio no se acuerda de que trata, pero cuando lo alcanza y abre, sacando la carta dentro, no puede evitar sonrojarse y sonreír. ¡¿Cómo pudo olvidar aquello!?

La pequeña carta fue aquello que le dio inicio a su relación con Harry. Recuerda sentarse detrás de él en química, como siempre durante años. Estaba nervioso, inseguro y temeroso, incluso Liam mencionó que estaba sudando demasiado para ser normal.

Louis respiro, se llenó de valor y tocó el hombro de Harry llamando su atención. Cuando el castaño se giró y le sonrió con amabilidad, se congeló, balbuceo y con dificultad le entregó la carta. No fue como lo planeo, pero al menos se la había entregado.

Riéndose del recuerdo, Louis abre la carta y la lee. Era simple y tonta, digna de un niño enamorado de diecisiete años. Decía:

"—Querido Harry, me gustas mucho. Quiero salir contigo, ¿Quieres salir conmigo? Marca con una (x) tu respuesta.

*Si.
*Por supuesto.
*Absolutamente."

Sin embargo, cuando la clase terminó y Louis empezaba a entrar en pánico, Harry se levantó de su asiento y pasando a su lado, le regresó la carta; despidiéndose con una sonrisa de hoyuelos.

Rápidamente Louis tomó la hoja y la abrió. Estaba asustado de leer la respuesta, pero la sonrisa de Harry le había dado suficiente valor para enfrentar la respuesta y tener esperanzas.

Ninguna respuesta estaba marcada al final con una (x) lo que le hizo helar la sangre a Louis, pero bajando más la mirada, notó al final de la hoja; escrito con un lapicero de brillos con olor a sandía y marcado con una (x): 

"♡Me casaría contigo si me lo pidieras. Pero aceptó una cita primero. (X)"

Acercando la hoja a su nariz, Louis descubre que el olor de sandía del lapicero aún se mantenía después de tantos años. Suspirando con nostalgia y cariño ante el recuerdo, dobla nuevamente la carta y guarda en el sobre con las demás cosas.

Levantándose del suelo, deja la caja con cuidado en el armario. —¡Harold! —llama cuando se acerca a la puerta de la habitación.

—¿Qué pasa, Lou? —pregunta Harry, quien justo iba hacia la habitación.

—Te amo. —dice Tomlinson recargándose del marco de la puerta e inclinándose hacia el menor.

Con una dulce sonrisa, Harry toma las mejillas de Louis con cariño y se acerca la distancia que los separa. —Te amo, Louis Tomlinson. Te pediría matrimonio si ya no estuviéramos casados. —dice para besar ligeramente al hombre frente a él.

—Volvería a aceptar si me lo pides ahora.

Larry ABCedario. [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora