12
―Me diste la impresión de que estabas molesto conmigo. ―digo con cierto temor
Me estoy arriesgando, pues durante los últimos días no sucedió nada entre nosotros que me dejara con estas ideas. Y su mueca lo confirma. No parece comprender lo que acabo de articular y no parece capaz de actuar.
― ¿Neta?
Asiento tímidamente mientras que Leo ladea la cabeza, como si no pudiera creerlo.
―Estaba serio, sí. Porque tenía toda mi atención en esto. ―señala su portátil―. A ver, Mai, como si no supieras lo que conlleva mi trabajo.
―Cierto...
― ¿Tendría motivos para estar enojado contigo?
Sí.
― ¡No! ―miento y mi voz sale algo extraña
En el fondo, quisiera preguntarle si de verdad me perdonó pero no me atrevo. Puede reaccionar muy feo, acusarme de que no creo en su palabra. Y tendría razón. Así que, ya, debo olvidar lo que opinó Damian y creer en Leo.
Cambio de actitud y me acerco, con el propósito de sentarme a su lado y recompensarlo con un beso. Ojalá no se haya enojado.
―No me hagas caso. ―susurro con ternura
Me inclino hasta alcanzar su boca, pero tardo en actuar. Nuestras miradas cruzan y la suya no me prohíbe nada. Creo que recapacité antes de hacerle una escena. Atrapo su labio inferior, envolviéndolo en la calidez de los míos, mientras mis manos descansan en su pecho. El acto no lo deja impasible, pues rodea mi cintura y me jala para que nos peguemos más, para que nuestras bocas puedan tantearse a gusto.
Estoy satisfecha, no sólo evité una pelea pero también obtuve algo de lo que nunca me voy a cansar. Podría besarlo por horas, podría quedarme así, apartarme sólo por la falta de aire y luego volver a atacar sus labios.
― ¿Qué me ves? ―pregunta en voz baja
―No querrás oír algo cliché. ¿O sí?
―Guárdalo. Hay cosas mejores que puedes hacer con esos labios.
Hace amago de besarme pero giro la cabeza y su rostro topa con mi cuello.
― ¿No estabas ocupado?
―Ya me interrumpiste.
De un movimiento, hace que me quede debajo de él y sin previo aviso asalta mi cuello; primero lo roza con su nariz y luego deja pequeños besos que me estremecen entera. Su recorrido se detiene en mi boca, a la que besa apasionadamente una y otra vez.
― ¿Ahora sí puedo volver a lo que hacía? ―se interesa y vuelve a acercarse― ¿Se te pasó el mal humor?
―Cállate ―mascullo y esboza una sonrisa amenazadora―. No me provoques, te vas a arrepentir.
―En otro momento me lo mostrarás.
Dicho eso, se aparta y vuelve a lo que hacía cuando entré al salón.
. . .
No puedo pegar ojo. La necesidad de actuar se va apoderando de todo mi ser, me deja agitada, preocupada, con mil escenarios en mente. Quiero pruebas contundentes. Sólo así las palabras de ese tipo se esfumarán de mi cabeza.
Leire es la única persona con la que puedo contar en estos casos, sin embargo, después del incidente con las supuestas intenciones de Leo, ya no sé qué creer. Un momento... Ella también mencionó que él podría vengarse. ¿Ella y Damian piensan lo mismo?
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¿Aún planeamos el divorcio? © |COMPLETA|
General FictionMaite y Leo se apuraron en casarse tras sólo un año de noviazgo. Sin embargo, ya se hicieron mucho daño y saben que la opción más sana es el divorcio. Más bien, Maite considera que sólo Leo es culpable del fracaso de su matrimonio. Y entonces... ¿Qu...