-Las mujeres aman a un hombre en uniforme- dijo Alec sonriendo mientras levantaba su copa agradeciendo a todos los presentes y mirando a su actual esposa.
Alex miraba a su amigo e imaginaba poder estar un día como él. Con una mujer que lo ame y que lo ayudé a espantar sus demonios.
-Muchas felicidades- escucho decir a Clara a la feliz pareja una vez que habían decidido retirarse de la fiesta.
-¡Nos estamos viendo amigo!- se despidió Alex.
Salieron del lugar tomados de la mano mientras sonreían. El reloj del hotel marcaba las siete de la mañana cuando ellos entraron por la puerta giratoria riendo de algún chiste malo que Alex habría dicho en el camino.
La ciudad despertaba a sus espaldas mientras ellos iban caminando en su propia burbuja esperando que este momento no terminara nunca. En el hotel alquilaron habitaciones separadas apenas por una delgada pared de yeso.
Álex se encontraba tirado en la cama aun vestido con el incomodo traje de ceremonia mientras que por su mente pasaban imágenes de Clara usando el vestido rojo que lo dejo loco durante toda la noche.
Un tímido golpeteo en la puerta sobresalta a un medio dormido Álex.
-No tengo sueño- Dijo Clara una vez que la puerta del dormitorio se encontraba totalmente abierta dejando ver su belleza.
Alex la dejo pasar sin decir nada cerrando la puerta a sus espaldas, ella entró tímidamente dando pasos cortos hacia el centro de la misma. Ella aun usaba el vestido rojo pero estaba sin maquillaje y con el pelo suelto. No se veía muy cómoda ella con ese vestido lego de varias horas usándolo a lo que él le busco una camiseta y unos shorts.
-¿Me ayudas?- dijo ella poniéndose de espalda a él dejando a la vista el cierre del vestido.
Alex respiro hondo tratando de no mostrar el nerviosismo que tenia en ese momento. No recordaba la ultima vez que había estadio con una mujer en esta situación. Se sentía nuevamente un niño inexperto, torpe con los dedos.
-Lo siento- dijo él apenado cuando ella sintió los dedos fríos de sus manos, dios se sentía un niño.
Clara se dio la vuelta con una sonrisa en su boca, disfrutando del nerviosismo que estaba pasando Alex. Ella lo beso como si la vida se les escapara en ese segundo, transmitiéndole la confianza que Alex necesitaba, haciéndole saber que todo estaba bien. Ella lo necesitaba y él también a ella.
-En este momento me siento la mujer mas poderosa del mundo- dijo ella entre risas.
Él sonrió sobre sus labios llenándose de confianza, sabia lo que sentía por ella y por como lo besaba ella sentía lo mismo por él. Ella lo fue despojando de su uniforme de ceremonia mientras continuaban besándose. Ella lo tomo de la muñeca y juntos fueron hasta la cama el vestido únicamente con el pantalón y ella aun usando su vestido.
El vestido se deslizo hasta el piso por su perfecto cuerpo, su piel era suave y carnosa como la seda.
Ambos cuerpos se fundieron formando uno solo, un único cuerpo que contenía todas las diferencias masculinas y femeninas, borraba todo y unía su amor aun mas.
Alex dormía al lado de Clara abrazando su cuerpo desnudo, dormía sereno, sin pesadillas por primera vez en varios días. El la necesitaba a su lado y eso lo había confirmado mientras iba despertando lentamente sintiendo la mano de ella en su cabello.
-Te quiero- le dijo sin siquiera pensarlo sintiendo como ella dejaba de peinar su cabello.
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Mi soldado.
Romance-Yo quiero ir contigo-decia el pequeño de tan solo seis años. -Aún eres muy pequeño Alex.-dijo su padre.-Cuida de tu madre.-Pidió. Esa fue la última vez que el pequeño Alex vio a su padre hasta el dia que llegaron y les dieron la notícia. El gen...
