Capitulo 25.

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Capitulo 25.

Canción recomendada: Losing Your Memory. (Ryan Star)

*POV Lauren*

No asistía a la escuela. No podía ver a la persona a la que le hice tanto daño, me recordaba cada segundo de que cometí un gran error.
Ya no podía ir para solo escuchar como se burlaban de mi, como murmuraban a mis espaldas, como aquellos ojos cafés me miraban sin mostrar nada.

Me sentía muy mal, tanto psicológica como físicamente. Mi mente la recordaba a cada segundo, y mi cuerpo dolía por todas partes.
Llamaba a Camila todos los días, pero nunca me contestaba solo me cortaba, y quizás yo ya no le importaba. Quizás ya no le importaba a nadie.

Lancé mi celular contra la pared cuando volví a llamarla y no me contestó.

Me senté sobre mi cama con mis apegadas a mi pecho, tratando de que mi corazón regulara sus latidos, lo que obviamente no pasó.

Estaba tan desesperada y asustada. Quería que alguien pudiera calmarme, porque solo quería gritar. Solo quería morir de una vez.
Miré hacia el mueble que estaba a mi izquierda, pegado a la pared, donde guardaba todas mis cosas. Drogas, alcohol, y de vez en cuando unas cuantas navajas.
Hace mucho que no lo abría, pero ahora no podía seguir luchando contra esto. Estaba perdiendo rápidamente en la lucha contra mi propia mente.

Me levanté de mi cama y abrí el cajón, sacando una navaja, dos pastillas de metanfetaminas y una botella de vodka.
Tragué las pastillas rápidamente junto con el alcohol, el cual quemaba toda mi garganta, para luego, con mis manos temblorosas, cortar mis antebrazos.

"Para Camila."

Escribí en la portada de una hoja. Algunas lagrimas caían sobre la carta y corrían las letras, dejándolas desdibujadas. Sin contar que gotas de sangre resbalaban por el lápiz y terminaba por escribir con ellas.

Dejé la carta sobre la mesa de noche que tenía a mi lado y me levanté, quedando tambaleante frente a su dibujo. Besé la punta de mis dedos y situé estos sobre su mejilla.

Susurré un simple Adiós a esa hermosa figura que no volvería a ver. A la que tanto había amado.

Tomé las llaves de mi moto, y bajé, dejando mi casco en una esquina de mi habitación, yendo a mi última parada. El cementerio.

Hace mucho tiempo que no visitaba aquel lugar y es que me traía tantos recuerdos, lo que era una tortura.

Al llegar caminé por los improvisados senderos que se encontraban cerca de lo que me marcó para el resto de mi vida.

Al ver la dolorosa lapida con rosas blancas a uno de sus costados mi respiración se entrecortaba. No pude soportar mi peso y caí de rodillas frente a ella. Mi madre.

Lagrimas y lagrimas caían sobre la piedra con letras marcadas, algunas borrosas por el tiempo. Ahora me sentía estúpida por haber arreglado eso.

-Mamá.. -susurré acariciando con mis manos la lapida.- Sabes cuan duro ha sido para mi desde que moriste. He.. he seguido adelante por ti. -me incliné hacia delante y coloqué mi cuerpo sobre la piedra, recostándome sobre ella, imaginando que la abrazaba.- Pero ya no puedo. -dijo sintiendo como mi corazón dolía, como si lo estrujaran sin piedad.- Realmente te necesito, mamá, necesito tu ayuda, necesito que me abraces y que me digas que todo estará bien, que solo son malos momentos. -llevé mis manos a mi cabello, tirando de él con frustración.- Por favor, mamá.

Mi pecho, mis ojos y mi cabeza dolían de tanto llorar, y por más que quisiera evitarlo, no podía. Quizás también influenciaban los efectos de la droga y el alcohol que circulaban por mis venas.

Don't Forget Me. «Camren»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora