Don't Forget Me. «Camren»

Capitulo 2.

Capítulo 2.

Las semanas eran igual de rutinarias y aburridas. Como toda mi vida en realidad.
Aunque últimamente los encuentros de miradas con la ojiverde eran más seguidos, y yo estaba más que encantada con ellos, pero nada más fuera de lo común. Tristemente. No esperaba más que eso, para ser sincera.

Corrí un poco más rápido para llegar al salón de clases, porque nuevamente estaba llegando tarde. Estaba tan preocupada de eso, que iba despistada, y terminé tropezando con ella.
Yo caí con fuerza al suelo por ser más pequeña y mucho más débil. Me pareció chocar con una roca, puesto que no le hice el menor movimiento a su cuerpo, siquiera un delicado empujón, nada. Ella se quedó quieta, como si yo hubiera chocado con una pared.
Estaba con un vestido negro muy hermoso que llegaba más arriba de sus rodillas, dejando sus piernas a la vista. Cubría sus brazos y sus hombros con una chaqueta igual de negra, con pequeñas puntas sobresalientes de los costados, y llevaba unas botas, todo era negro, lo que le favorecía bastante. Sus ojos lucían más brillantes de esa forma.

Lauren: Lo siento, fue mi culpa.

Ayudó a levantarme, tomando una de mis manos delicadamente, logrando que mi mundo diera vueltas y vueltas, volviéndome loca. Pero intenté actuar lo más normal posible, lo que obviamente no pasó.
Soltó mi mano cuando me reincorporé, y sólo pude extrañar el suave contacto.

-Hm.. y.. yo.. yo.. -tartamudeé de manera ridícula, luchando internamente conmigo misma.- yo..

Lauren: Claro... -me miró con sus ojos entrecerrados. Seguramente ta creía que era rara. Mala impresión.- Ya me voy. Lo siento, otra vez.

Una excelente oportunidad, pero no logré decir nada, o más bien, nada coherente.
Una oportunidad como esa hubiera facilitado demasiado las cosas como para acercarme a ella de alguna manera, y lo arruiné. Bien Camila, fracasando como siempre.

Llegué frustrada a clases, bueno, y a todas las demás, por estar creando historias en mi mente; aquellas con el final feliz y no en las que termino tartamudeando con mi cara de boba.

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Mi mamá gritaba desde la primera planta para que me levantara, porque debía ir a la escuela, lo que yo obviamente no quería hacer. Sólo quería dormir toda una vida en mi cómoda cama.

Toqué tres veces en la pared que daba a la habitación de Sofi, mi hermana menor, y en menos de un minuto Sofi apareció en mi puerta con la gran sonrisa que tenía todas las mañanas. ¿Cómo puede despertar tan contenta?

-Ven. -dije en un susurro e hice una seña con mi mano para que se acercara.- Ve abajo y dile a mamá que estoy enferma.

Saqué mi labio inferior haciendo un leve mohín, queriendo que ella me pudiera hacer este favor. No era la primera vez, y no es que sea una mala hermana, simplemente, nos ayudábamos mutuamente.

Sofi: Pero no lo estás. -arqueó su cabeza inocentemente.- O no se nota.

Ahí el problema, Sofi nunca le mentía a nuestra madre, sin embargo, yo era todo lo contrario.

-Lo sé, pero no quiero ir a la escuela.

Sofi: ¿Mentirle a mamá?

Abrió sus ojos muy grandes y yo solo asentí. Rogando que ella me ayudara.
Ella alzó los hombros, y aceptó con una pequeña risa traviesa.
Escuché los pasos de Sofi bajar por las escaleras y sus leves susurros hacia mamá, la que supuse estaría con el ceño fruncido y sus brazos cruzados. No creyendo nada.

Sinu: ¡Karla Camila Cabello! -gritó nuevamente.- ¡Baja inmediatamente!

«No respondas» «No respondas» «Que crea que estás a punto de morir». Repetí en mi mente, evitando lo más posible responder.