flaws | h.s

once

Apenas llegué a la entrada del hotel de Harry y ya alguien me estaba abriendo la puerta del auto. Le agradecí, sorprendida por el gesto y me sorprendí aún más, cuando una chica se me acercó y me extendió la llave del piso de Harry.

Le agradecí un poco extrañada pero con una sonrisa en mis labios y me dirigí a los elevadores. Inserté la llave que me habían dado en el espacio que indicaba el ascensor para llegar a su penthouse y esperé unos minutos,hasta que se detuvo.

Las puertas se abrieron y lo primero que vi, fue a Harry con sus manos en los bolsillos, vistiendo unos jeans y una camisa negra con 3 de sus botones desabrochados, dejando a la vista su crucifijo de oro blanco. Me lancé sobre él, besando sus labios, ahorrándonos el saludo. Sus manos se situaron en mi cadera hasta que se deslizaron hacia mi trasero. Sentí como sonreía mientras nos besábamos, así que tomé sus manos y las coloqué a donde se encontraban inicialmente. Ahora era mi turno de sonreír.

Nos separamos unos minutos después, por la falta de aire y su frente chocó con la mía mientras que con sus brazos me rodeaba. Ambos no dejábamos de sonreír y me hacía feliz estar aquí con él.

"Espero que no te haya interrumpido." Dije apenada.

"Para nada. Me alegra de que hubieses venido." Sonrío y dejó de abrazarme, para darme la mano y dirigirme hacía los muebles.

"Tenía que verte." Él besó mi mano. "Sonará raro, debido a que nos conocemos muy poco, pero tú me haces sentir segura y protegida." Él sonrío levemente y me atrajo hacia él, sentándome en sus piernas. Escondí mi cabeza en su cuello y suspiré.

"¿Todo bien, preciosa?" Preguntó y yo negué con la cabeza en respuesta, aún sin alejarme de él. Mis ojos se llenaron de lágrimas, que me estaban costando retener hasta que una vez más en el día, me rompí a llorar.

Malditas hormonas.

Una de las manos de Harry acariciaba mi cabello mientras que la otra, le daba caricias a mi pierna.

Cuando dejé de llorar, me separé de él y Harry, con las mangas de su camisa, se encargó de quitar las lágrimas que quedaban en mi mejilla.

De seguro, estaba toda roja y con mis ojos hinchados. Sentía pena, ya que no quería que él pensara que solamente venía a su casa para estar contándole mis problemas maritales.

"Harry, yo..." intenté hablar, pero él me calló con un beso.

"No tienes que explicarme, si no quieres."

"Es lo mismo de siempre." Dije y él se quedó callado, en respuesta de que me escuchaba atentamente. "No puedo, ya no puedo." Volví a hablar.

"Siempre trato de sobrellevar la situación, pero cada vez me está costando más."

"Yo creo que deberías hablarlo con él, explicarle lo que sientes. Eres una mujer maravillosa, extremadamente hermosa e inteligente y esas son cosas que no pasan desapercibida. Estoy seguro de que él lo sabe, Vee, sólo que no lo aprecia suficiente."

"Tú eres el único escape de mi realidad." Susurré. "Eso no significa que te esté utilizando, Harry. Tú significas más que eso y para ser honesta, no quiero que lo que sea que tengamos, se acabe."

"Sólo si tu decides que se acabe." Sonreí y lo besé. Él puso sus manos sobre mis caderas y me alzó para ponerme a horcajadas de él. Mis brazos rodearon su cuello y me aferré más a él, hasta que ambos nos quedamos sin respiración. "Me encantas."