flaws | h.s

veintiuno

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue el rostro de un Harry dormido, incluso así se veía guapo. Me acerqué para dejarle un rastro de besos y él inmediato sonrió, atrayéndome con él para terminar sobre su pecho.

"Buenos días, cariño" Dije y dejé un beso en sus labios para luego ponerme de horcajadas sobre él.

"Es bueno despertar así." Dijo pícaro con una sonrisa mientras observaba mi pecho desnudo, a pesar de que no habíamos hecho nada la noche anterior; sin embargo, esa sonrisa se borró al ver mis brazos. "¿Segura que no te hizo nada?"

"No, me fui antes de que intentara algo más." Al ver su cara no tan convencida, agregué: "De verdad." Mi afirmación lo dejó más tranquilo y le di un beso para luego caminar hacia el baño. Me miré en el espejo y mi mirada se dirigió hacia los moretones que yacían en mis brazos.

Mis ojos se cerraron reproduciendo los sucesos de la noche pasada, como los ojos de Edward se habían transformado en dos lagunas oscuras consumido por la rabia y se disipada todo rastro de un empresario recto, honorable y con clase. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar sus manos sobre mis brazos, donde sentí el verdadero terror de ser violada por alguien a quien amé y apoyé por cinco años.

Sabía que Edward no era el ser más amoroso y que no era tan preocupado por la familia, como debería serlo un hombre que decide comprometerse con alguien más, pero nunca había llegado a conocer esta faceta. Quizás porque nunca le negué nada y siempre estaba bajo su sombra, como una sumisa.

No había dudas de que me quería divorciar de él lo más rápido posible, y Elizabeth iba a ser la clave para ello, ella lo conocía tan bien como yo e iba a entender mi situación. No me importaba lo que cobrara, sólo que el caso procediera en la dirección correcta.

Me apresuré a bañarme, porque estaba decidida a hablar con la ex de mi marido y envolví una toalla alrededor de mi. No tenía ropa aquí, más que un cepillo dental que me había regalado Harry para hacerme saber que podía quedarme las veces que quisiera. Era algo que arreglaría pronto.

Me puse el mismo vestido con el que llegué, decidida a ir al despacho de Elizabeth para hablar con ella, y me hice una coleta alta.

"¿Puedo saber en qué estás pensando?" Me preguntó Harry mirándome desde la cama.

"No mentía cuando decía que voy a divorciarme, Harry." Él asintió lentamente procesando la información. "Iré a hablar con Elizabeth Rogers."

"Perfecto. Me voy a cambiar para acompañarte." Se levantó de la cama y me acerqué rápidamente a él.

"Esta vez no, Harry." Mis palabras hicieron que el brillo en sus ojos desapareciera y me sentí mal de haberlo hecho, pero esto era algo que debía hacer por mi misma. "No me mal entiendas, pero por primera vez quiero ser fuerte, quiero hacer las cosas yo sin tener que depender de alguien, ¿sabes a lo que me refiero?"

"Lo sé y lo respeto, cariño. ¿Me mandas un mensaje para avisarme cómo salió todo?" Esbocé una sonrisa, sintiéndome más calmada, al escuchar su respuesta y asentí.

"Lo haré, lo prometo." Le di un beso corto con la intención de irme, pero él tomó mi cara y me volvió a besar con más intensidad.

"Al menos déjame decirle a Peter que te lleve, me dejará más tranquilo que vayas acompañada."

"Traigo mi carro." Sabía que estaba preocupado por lo de Blair, por el giro de mi matrimonio y por mi integridad, después de ver lo que Edward era capaz de hacerme.

"Por favor, Vee." Pegó su frente a la mía, a pesar de ser más alto que yo por 10 centímetros. Asentí para dejarlo más tranquilo y así fue como acabé con Peter yendo hacia la firma de abogados de Elizabeth, a quien encontré sentada en su oficina, después de preguntarle a la recepcionista dónde la podía encontrar mientras Peter esperaba pacientemente en alguna esquina de las calles cercanas al edificio.