flaws | h.s

tres

Me encontraba en el estudio de mi casa, sosteniendo con ambas manos la tela mientras la pasaba por la maquina, cuidadosamente. Una sonrisa apareció en mis labios cuando el británico de ojos verdes se coló en mi mente. Tenía mucho tiempo que no sonreía o reía con alguien, sin tener que verme obligada a hacerlo. Incluso para hablar, las palabras solo fluían. Era yo misma, en ese momento.

Paré de coser y froté mis ojos. Me levanté y tomé lo que había adelantado del vestido; me dirigí hacia el maquiní. Coloqué la parte de arriba, la cual constaba de un escote corazón y mangas largas de encaje que se posaban sobre los brazos. Sonreí al ver como estaba quedando mi diseño; definitivamente, Miranda, la chica que me había pedido este favor, lo iba a amar.

Suspiré y me encaminé hacía la puerta. Salí de allí e hice mi camino hacia la cocina. Me serví un vaso de agua y comencé a beber, hasta que algo más llamó mi atención. El reloj que colgaba en la pared.

Eran pasadas las doce y Edward todavía no había llegado. No sabía si debía preocuparme o pasarlo por alto, ya que su obsesión por el trabajo iba más allá que cualquier otra cosa. Tomé un poco más de agua, sin dejar de observar el reloj y después de estar siete minutos ahí parada, sin ninguna señal de Edward, dejé el vaso en la mesa para tomar el teléfono.

Marqué su número un par de veces, hasta que al quinto intento, me respondió.

"Hola, amor" fue lo primero que escuché.

"Hola, ¿dónde estás?" Pregunté, saltándome el romanticismo.

"Te envié un mensaje, diciéndote que llegaría tarde porque tengo mucho trabajo." Fruncí el ceño y caminé hacia la sala, donde mi bolso yacía en el mueble. Saqué mi celular y comencé a revisarlo. Tenía llamadas de mi amiga, uno que otro mensaje, y allí se encontraban los de Edward.

"Lo siento, Ed. También he estado trabajando y apenas acabé. Perdí la noción del tiempo, que ni siquiera toqué mi celular" Mordí mi labio y comencé a caminar alrededor de la sala, escuchando como al otro lado de la bocina había ruido.

"Tengo que colgar, Vee. No me esperes despierta."

"Te amo." Dije unos segundos después de que él hubiera colgado. Dejé  el teléfono en el mueble y revisé los mensajes de mi celular, que faltaban. Aunque, uno me hizo fruncir el ceño, el número no lo tenía registrado en mi agenda.

"Eres muy díficil de localizar, Holland.
H, xo."

Una sonrisa apareció en mi rostro al ver esa H al final del mensaje. Comencé a teclear las letras, sin importar que fuera madrugada. Tarde o temprano lo vería.

"¿Cómo conseguiste mi número, stalker?"

"Pensé que nunca responderías. Iba a comenzar a creer que me estabas ignorando"

Wow, eso fue más rápido de lo que creí. Y cuando vi su llamada entrante, me sorprendí aún más. Mordí mi labio, algo que hacía cuando estaba nerviosa, y respondí la llamada.

"Pensé que dormías." Dije mientras subía las escaleras, dirigiéndome hacia mi habitación.

"No puedo dormir." Su voz ronca, me erizó la piel. "¿Tú que haces despierta?"

"Adelantaba trabajo, pero ya acabé. Por eso, no respondí antes. ¿Por qué no intentas dormir?" Hablé mientras removía el montón de almohadas de la cama.