Perder el interés

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Tomó su libreta vieja, junto con su ordenador y se sentó a la mesa sonriendo entusiasmada. Su amiga estaba ahí, después de tanto tiempo; claro, que si lo hacía era porque tenía prácticas en una institución que estaba cerca no porque realmente deseara estar en esa casa y con esa compañía. Eso lo sabía perfectamente; aun así, no disminuyó su emoción. Abrió su ordenador y comenzó a hablar, como solía hacerlo cuando realmente estaba interesada. Recibió monosílabos como respuesta y pensó en que quizás debía estar realmente estudiando y leyendo artículos en internet, pues no le prestaba demasiada atención. Rieron por una o dos ocurrencias y pero terminaron observando la pantalla de su respectivo aparato. Luego de vario minutos de silencio se decidió a mostrarle una canción que estaba escuchando recientemente; le dijo que la escuchara y ella respondió que lo haría. No hubo más respuesta y definitivamente perdió todo el interés que pudo sentir. Se dio cuenta que el tiempo no había pasado en vano y que estaba cansada de ir en el sentido de la corriente sólo por no perder cosas; cosas que de cualquier manera ya estaban perdidas. Quiso solucionarlo de alguna manera pero en seguida supo que no tenía caso; ¿de qué servía conservar una amistad así? ¿una amistad en la que sólo ella estaba interesada? De nada, absolutamente de nada. Y no iba a tratar de solucionarlo nunca más.

08 de Marzo del 2014

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