Crónica

10 0 0
                                    

Le envié audios, le envié audios porque no pude hacer más.  Yo quería decirselo a la cara, quería escupirle lo furiosa y resentida que estaba con él pero a cambio de eso me dejé envolver por sus besos, apesar de que sabían sólo a indiferencia.

No tuve respuesta, bueno sí, la obtuve, pero no fue lo que yo quería. No fueron siquiera un poco parecidas a lo que yo hubiese imaginado. Sólo dijo que luego los escucharía, que estaba ocupado. ¿Debería creer eso? ¿Qué tan ocupado se puede estar para no escuchar unos audios que no sumaban más de cinco minutos? Yo creo que en realidad no quería escucharme.

Le lloré ese día que nos vimos, un maldito domingo 26. Le lloré el lunes y el martes, al no aguantar más, le mandé mis audios. Le dije con voz rota todo lo que estaba apretando mi corazón, no me dejó ni en visto al momento., fue más bien cuando ya no tuvo más remedio y lo esperé ese día, y cuatro más hasta que el domingo siguiente recibí audios. No me atreví a escucharlos, suponiendo que decían todo lo que yo no quería escuchar.

¿Qué otra cosa podían contener si no me habia contestado en tantos días? ¿Acaso soy ingenua? Por supuesto que no. No tuve el valor de escuchar más que los primeros segundos del primer audio en el que contenía su clásico saludo, con su maldito tono de voz de siempre.

Una mierda, una maldita mierda.

Un saludo de mierda seguido de unas excusas de cuán ocupado había estado y después simplemente no pude escuchar lo siguiente. Me salí y guardé la conversación para no verla nunca más.

~ 5 de abril del 2017.

Son frases, son textos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora