Ni siquiera puedo llorar cómodamente como quisera cuando me acuesto en mi cama mirando fijamente el techo blanco de mi habitación. Las lágrimas se cansaron de salir y ahora se acumulan dentro de mí, en una zona inalcanzable y profunda, con el propósito, con la maldita y mortifera idea, de torturarme. No es que no lo merezca, pero llorar muchas veces es un alivio, es un respiro, un volver a empezar, un perdonarme otra vez por tantas estupideces, por ser tan egoísta y no poder controlar el miedo. Pero no poder hacerlo es tan jodidamente frustrante.
Cada día es una luz menos dentro, una luz menos dentro de mí. Mi alma se apaga lentamente y quisiera revivirla, quisera que mirar fijamente el techo funcionara y que las lágrimas cedieran a mis patéticas suplicas, pero llorar cada vez se vuelve más difícil: entre menos lágrimas, más oscuridad.
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Son frases, son textos...
Poetry...son pedazos de corazón que se van desprendiendo. Recoplicación de textos cortos, la mayoría inspirados en sucesos que ocurren en mi día a día.