capítulo 2

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Ya habían pasado varios meses desde la iniciación de Marco en el conjunto merengue.

Le iba fenomenal, todos los chicos lo amaban o al menos eso me contaba él. Aún no había tenido la oportunidad de poder conocer a los demás jugadores ya que estos últimos meses han sido de trabajo duro para él y apenas lo veía.

-¿Estás emocionada? -me preguntó Marco desde el asiento del copiloto. Estábamos en vía a Valdebebas, hoy sería un entrenamiento abierto al público y al fin, Marco me había invitado.

-Mucho. -respondí acomodándome en la silla. Él manejo hasta la ciudad del Real Madrid, en lo que llegamos, salimos del coche y entramos.- Es más bonito de lo que me imaginé. -musité caminando por las instalaciones.

-Lo sé, yo aún no me acostumbro. -rió y se dio la vuelta.- Iré a los vestuarios para cambiarme, quédate cerca y si ves a Cristiano, no vayas a flipar, que después paso pena yo. -se burló de mí y le di un golpe en el hombro.

-Idiota. -rodé los ojos divertida.- Venga va, anda a cambiarte. -lo empujé y se fue, dejándome sola. Comencé a caminar por ahí, hasta que llegue a un pequeño campo donde visualicé a algunos jugadores, no podía reconocerlos gracias a la distancia, por lo tanto no sabía si eran los chicos del primer equipo.

Como hoy era entrenamiento abierto al público, vi a varias personas sentadas en las gradas que daba al campo donde estaban los jugadores así que decidí ir para allá, pero para eso debía devolverme por donde había llegado junto a Marco y tornar a la izquierda.

Me dirigí a la puerta que llevaba a la parte de afuera pero a mitad de camino, mi cuerpo chocó con el de alguien más.

-Joder, lo siento, soy muy torpe. -me agaché para ayudar a la persona que le había tirado las cosas, aun no le veía el rostro.

-No te preocupes. -al escuchar ese acento colombiano, supe de quién se trataba.

-James... -su nombre se escapó inconscientemente de mis labios.'

-Hola. -me sonrió.- ¿Cómo te llamas? -me preguntó.

-Soy Vanessa. -respondí risueña. Podía ser que mi mejor amigo fuera jugador del Real, pero yo seguía siendo hincha de todo corazón del conjunto merengue y al ver a uno de los tantos jugadores que amaba, la emoción no tardaba en llegar.

-Un gusto, Vanessa, ¿estás perdida? -cuestionó, mirándome con el ceño fruncido.

-No, digo sí, estoy viendo por dónde puedo llegar a aquellas gradas. -señalé las famosas gradas que se visualizaban a través del ventanal de vidrio.

-Bueno, ya voy más que tarde al entrenamiento pero... -se dio la vuelta mirando hacia afuera, como si estuviera recordando como llegar a las gradas.- Ajá, sales por esa puerta. -señaló una puerta de cristal.- Esa puerta te lleva hacia donde están las canchas, luego sigue derecho, y encontrarás las gradas. -explicó y yo asentí, procesando todo en mi cabeza.

-Muchísimas gracias. -le dediqué una sonrisa y él me la devolvió.

-No hay de qué. -respondió.- Fue un gusto, espero volverte a ver, ¡adiós, Vanessa! -corrió en la misma dirección en la que se fue Marco, desapareciendo por el pasillo.

Seguí las indicaciones que me había dado James y por fin llegué a las benditas gradas. Me senté lo más cerca que pude, segunda fila para ser exactos, primero porque quería ver a Marco entrenar y segundo porque quería ver a los jugadores más de cerca.

El entrenamiento ya había comenzado y los chicos estaban concentrados, pero casi siempre se les iba una broma y el equipo entero reía. Me sentía orgullosa de ser hincha de tal equipo.

Una que otra vez echaba un vistazo a mi móvil y luego volvía mi concentración al campo, no quería sonar paranoica o algo por el estilo, pero juraba que sentía una mirada encima de mí la mayor parte del tiempo.

Cuando terminaron, los jugadores se acercaron para sacarse fotos con los aficionados. Marco me hizo una seña para que me acercara, por un lugar donde no habían casi personas.

-Salta. -ordenó.

-¿Cómo? -me recosté de la baranda.

-Saltando. -se encogió de hombros burlón.

-Ja, gracioso. -pasé las piernas por la barandilla y puse mis manos en los hombros de mi amigo, luego el agarró mi cintura y me ayudó a bajar.

-Listo, no moriste ¿o sí? -me dijo pero yo veía atenta a los jugadores que tenía al frente.- Bueno, quizá ahora sí. -lo vi alejarse de mí y yo lo seguí. Algunos ya no se estaban tomando fotos y él se acercó a ellos.- Chicos, ella es Vanessa, mi... -llamó la atención de todos aunque uno de los chicos lo interrumpió.

-¿Novia? -se adelantó Pepe. Yo reí, si me dieran un centavo por cada vez que decían que Marco y yo eramos novios, tendría mi propio yate en Ibiza.

-Que chica más guapa te conseguiste, tío. -esta vez fue Álvaro y no pude evitar que se me sonrojara un poco la cara.

-Dejadlo terminar, joder. -Sergio les regañó.

-Gracias. -dijo Marco volviendo a tener la palabra.- No, no es mi novia. Es mi mejor amiga de toda la vida. -aclaró y yo sonreí agradablemente.

-Hola, chicos. -saludé con la mano y ellos se fueron presentando, aunque ya sabía cada uno de los nombres de los presentes: Sergio, Pepe, Álvaro, Marcelo, Lucas y Dani.

-¿Dónde puedo conseguirme una mejor amiga así? -broméo Lucas.

-Tarde, ya a la mejor la tengo yo. -Marco pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él.

-Siempre puedo ser su amiga. -ofrecí a los chicos.

-Entonces oficialmente, bienvenida al equipo. -Sergio hizo una pequeña reverencia y yo reí.

-Gracias, es un honor. -todos reímos pero yo paré cuando sentí una pelota golpear levemente mi pierna. Me separé de Marco y me di la vuelta, me agaché para coger el balón y luego ver de donde provino.

Mi mirada se cruzó con unos ojos miel y el tiempo se detuvo por un momento, estaba completamente hechizada y sabía perfectamente a quién pertenecía esa hermosa mirada.

Isco Alarcón.

-¿Me darás el balón o te lo quedarás? -de un momento a otro sali de mi trance porque una voz me sacó, resultaba que el dueño era el mismo Isco.

-Oh, perdona. -le tendí el balón e Isco nunca apartó su mirada de mis ojos, con una sonrisa ladeada agradeció y se fue, no sin antes decir.

-Espero volverte a ver.

(okay, vamos a pretender que en esos meses que pasaron, llegaron hasta octavos de final de la champions y a partir de ahí, o sea que la historia se ubicará en ese tiempo y en adelante.)

In between // Isco Alarcón, Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora