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Capítulo final.
El juego comenzó, hasta ahora se mantenía parejo, todo el mundo apostaba a la Juventus ya que venían en su mejor momento, pero jamás se debería dudar del Real Madrid.
Veinte minutos habían pasado del partido y Cristiano ya había metido el primero gol. Se pudo escuchar como todo el estadio gritaba de emoción y otra parte reclamaba.
Lamentablemente, siete minutos después Mandzukic anotó el primero gol para el equipo italiano. El partido continuó, hubieron varias ocasiones de goles para ambos equipos pero ninguna pudo ser. La primera parte finalizó y los jugadores volvieron a los vestuarios.
Durante los 15 minutos de descanso, decidí comer algo, saqué de mi bolso un paquete de papas fritas que tenía guardado ahí por si lo necesitaba y mi pequeña botella de agua.
Mi móvil vibró y era un mensaje de Marco.
¿Qué hace con el móvil en estos momentos?
"Te amo y te ves muy guapa desde el campo."
Leí el mensaje con una sonrisa. Como amaba a ese chico. Decidí mandarle una nota de voz ya que tenía ambas manos ocupadas con mi comida.
-Yo te amo mucho más, Marco. Ahora deja el móvil y concéntrate. Seguro marcas. -sonreí y lo envié. Al segundo que le llegó, lo escuchó. Me mandó un emoji sacando la lengua y se desconectó. Reí y volví a guardar el teléfono en el pequeño bolsillo de mi bolso.
Sentía una mirada intensa en mí, giré la cabeza y a mi lado izquierdo habían dos chicos mirándome. Ninguno pasaba de los 18 años.
-¿Pasa algo? ¿Tengo algo en la cara? -pasé mi mano por mi rostro. Uno de ellos negó.
-Eres la novia de Asensio, ¿verdad? -preguntó el otro.
-No soy "la novia de Asensio", soy Vanessa. -sonreí.
-Vale, perdona.
-No os preocupéis. -reí.- ¿Queréis algo? -ambos se vieron. El que estaba en la otra silla, buscó algo en su bolso y me lo tendió, era un sobre.
-¿Podrías dárselo a Marco, por favor? -tomé el sobre y lo observé, luego lo guardé.
-Yo se lo doy. -ellos agradecieron continuadas veces.
La segunda parte comenzó y yo estaba muerta de los nervios ya, el partido iba empatado y cualquier cosa podía pasar a partir de ahora. Alguno podía anotar, o podían irse a penales, cosa que deseaba que no sucediera.
Me coloqué de pie mientras exclamaba de felicidad, en el minuto 61 Casemiro había anotado un gol. Ahora sí estábamos mejor. Duré poco sentada después de celebrar ya que cuatro minutos después Cristiano volvió a anotar, salté de alegria y tanta era mi emoción que abracé a los chicos que tenía al lado.
