epílogo

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-¡Niños, apurarse! -Vanessa exclamó desde la parte de abajo de la casa, mientras recogía todo lo que creía que haría falta.

-¡Mami, Mateo me golpeó! -la pequeña Talía bajó corriendo las escaleras, señalando su cabeza a su madre.

-¡Mateo! -llamó Vanessa, esperando a que su hijo mayor bajara. Cuando lo vio bajar, habló.- ¿Por qué le pegaste a tu hermana? -Vanessa se cruzó de brazos, viéndolo con el ceño fruncido.

-Me había quitado uno de mis coches favoritos. -respondió Mateo.

-Esa no es razón para pegarle a tu hermana. -Vanessa le regañó.- Pídele perdón, Mateo. -ordenó y Mateo negó.- ¿No? Vale ¡Marco! -Vanessa sabía que cuando su papá le regañaba, Mateo hacía caso y a veces hasta le molestaba que a ella casi nunca le obedeciera.

-¿Qué pasa? Llevo como dos horas esperando por vosotros en el coche. -Vanessa miró sonriente a Marco, se veía tan lindo con su short de playa.

-Mateo le pegó a Talía y no quiere pedirle perdón. -le dijo Vanessa.

-¿En serio? A ver, Mateo que yo no sé de dónde sacas esas actitudes ¿Acaso alguna vez te hemos pegado? -Mateo negó cabizbajo.- Deberíamos dejarte, ¿crees que mereces ir a la playa? -Mateo alzó rápidamente la cabeza y sus ojos se pusieron llorosos.

-¡No, no! No me dejéis sólo, yo quiero ir a la playa. -suplicó mientras tomaba las manos de sus padres.

-Entonces pídele perdón a tu hermana. -intervino Vanessa. Mateo miró a su mamá, luego a su papá que lo veía fulminante y luego a su hermana menor.

-Lo siento, Talía. No debí golpearte. -Mateo al fin se lamentó por lo que le había hecho a su hermana. Vanessa los miraba tiernamente, adoraba sus niños.

-Va, al coche, si no os dejo. -Marco los apuró y Mateo y Talía corrieron a montarse en la parte trasera del carro.

-En serio, no sé como lo haces. Por Dios, si tienes una cara de angel. -Vanessa se acercó a él y lo tomó por las mejillas.

Marco la miró detalladamente, jamás dejaría de pensar que era la mujer más hermosa de todo el mundo.

-El secreto es hablarles con calma, como si estuvieras decepcionada. -Marco la tomó por la cintura, acercándola más a él.

-Lo tomaré en cuenta la próxima vez. Mateo nunca me escucha. -Vanessa suspiró.

-Ya verás que lo hará. -unió sus labios y al separarse habló nuevamente.- Deberíamos irnos, los chicos deben de estar impacientes por llegar. -Vanessa asintió de acuerdo y ambos se dirigieron al coche. Marco al volante y Vanessa como su copiloto, cuando ya estuvieron acomodados, Marco volteó.

-¿Estáis listos, chicos? -dijo imitando la voz del capitán de Bob Esponja.

-¡Sí capitán, estamos listos! -Vanessa rió viéndolos por el retrovisor.

-Entonces sí ya está todo listo, es hora de irnos. -Marco miró brevemente a Vanessa, colocó su mano libre en su pierna y le guiñó el ojo, después empezó a manejar.

Por vacaciones, la familia había viajado a la isla natal de ambos padres, Mallorca, y se estaban quedando en la casa de la infancia de Marco, que claramente, Vanessa conocía a la perfección.

Llegaron a la playa en pocos minutos, los niños no podían esperar a bajarse del carro. Marco fue el primero en salir a abrirle la puerta a los chicos, mientras Vanessa sacaba los bolsos y demás. Después que se instalaron, Mateo se fue a bañar en el mar mientras Talía jugaba con su pequeña piscina al lado de sus padres.

-Te amo, Marco. -dijo de repente Vanessa.

Marco giró a verla y sonrió.- Te amo más y lo sabes. -depositó un beso en su mejilla.

-¿Puedes creer que llegamos hasta aquí? -Marco la miró con el ceño fruncido.

-Vale, Marco, hubieron muchos obstáculos para lograr lo que tenemos ahora. Si pudiéramos decirles a nosotros con 8 años que tendríamos 2 hijos y estaríamos casados, no nos lo creerían.

-Tienes razón, aunque yo siempre tuve sentimientos por ti, y no te voy a mentir que cuando pasó todo lo de Isco, de verdad me dolió. -Marco confesó y Vanessa hizo una mueca, llevando su vista al mar donde estaba Mateo jugando en la orilla.

-Pero ya ves que después me di cuenta a quien le pertenecía mi corazón en verdad. -Vanessa recostó su cabeza en el hombro de Marco y él la rodeó por la cintura.

-Y menos mal que te diste cuenta. -ella rió y vio como Mateo venía corriendo.

-¿Podemos comer un helado? -llegó con la respiración acelerada. Talía al escuchar salió de su piscina y se puso al lado de su hermano, viendo a sus padres.

-¡Helado, mami! -Vanessa sonrió y buscó en su bolso un billete para dárselo a Mateo y que fueran a comprar sus helados.

-Que niños tan guapos hicimos, no sé parecen en nada a ti, eh. -Marco bromeó mientras veía a los niños venir con el helado.

-Hazte el gracioso. -Vanessa se hizo la molesta. Marco se levantó de la arena y cogió a su esposa como un saco de papas.- ¡Marco, bajame! -Vanessa daba golpes en la espalda de Marco, mientras él la llevaba hacia la playa.

-¡Sí, papá! ¡Mamá necesita un baño! -exclamó Mateo riendo.

-Me voy a vengar, pequeño diablito. -le respondió Vanessa a su hijo y este rió más fuerte. .

Cuando llegaron a una zona algo honda, Marco soltó a Vanessa y esta cayó en el agua. Al salir a coger aire, miró a Marco con recelo y se le tiró encima, y ambos se hundieron mientras reían. Segundos después, Mateo y Talía entraron corriendo al agua para jugar con sus padres.

Tenían una vida perfecta y no podían pedir más nada.



In between // Isco Alarcón, Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora