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(un gif muy hermoso para no compartirlo)
Abrí los ojos lentamente pero no moví mi cuerpo.
Sentí un brazo reposar en mi cintura, agarrándome con firmeza. Giré un poco la cabeza para encontrarme con Isco rendido.
-Ay, no puede ser. -escuché la voz de Marco proveniente de las escaleras.
-Hola, Marco. -le sonreí adormilada. Él me veía asustado.- ¿Qué te pasa?
-¿Qué cojones hicisteis? -preguntó llevándose las manos a su boca.
-¿De qué hablas, joder? -luego caí en cuenta de lo que el pensaba que hicimos.- ¡Ay, Marco! Que asco. -le tiré una almohada, que resulto ser la que tenía Isco debajo de su cabeza.
-Hey, ¿qué te pasa...? -la voz adormilada de Isco hizo que ambos dirigieramos nuestras miradas a él. - Si quieres una almohada, mejor acuéstate en mi pecho y dame a mí la cosa esa. -me reí porque él seguía con los ojos cerrados.
-Isco, ella no se va a acostar en tu pecho. -advirtió Marco.
-¿Eh? -vi como Isco abría sus ojos y conectó mirada con Marco.- ¿Dije eso en voz alta? -su voz era tan roca que me parecía demasiado sexy.
-Lamentablemente. sí. -le respondió Marco poniendo los ojos en blanco y pasando a la cocina.
-Y a este ¿qué le pasa? -esta vez fue Álvaro el que habló.
-No lo sé. -hice una mueca y me paré, estirándome y no recordando que cuando uno se estira, también lo hace la ropa y yo no cargaba nada abajo aparte de mis braguitas.
-Que buenas vistas hay aquí abajo. -dijo Isco con una ceja alzada.
-Eres un asqueroso. -le pegué en el pecho, aunque sabía que él no sentía nada.
-Gracias. -me besó la mejilla antes de irse a la cocina, de espaldas, sin camisa y con el cabello revuelto ¿estoy en el cielo?
-¿Es así todos los días? -le pregunté bromeando a Álvaro.
-Normalmente. -respondió este aun tirado viendo su móvil.
-Vaya. -me dirigí a la parte de arriba de la casa para tomar un baño, cambiarme e irme a mi casa.
Estaba apunto de enrollarme con la toalla cuando la puerta se abre de repente.
-¡Marco! -tapé mi desnudo cuerpo con la toalla.- ¿No sabes tocar? -él estaba plasmado en la entrada, sin saber que hacer.
-Eh, perdón, n...no sabía que estabas aquí. -estaba esperando a que saliera pero no había ni pestañeado.
-¿Marco? -lo llamé y me miró a los ojos, viendo como luchaba por bajar su mirada.
-¿Sí? -tragó saliva.
-¿Puedes salir? -esperé a que reaccionara y luego despertó de su trance.
