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Giré mi cabeza cuando él terminó de decidirse y acercarse a mí.
-Perdona, no debí hacer eso. -se paró del sofá algo apenado y yo sonreí ligeramente.
-No te preocupes, literalmente acabo de salir de una relación y por ahora quiero tiempo para pensar. -él después de un momento, me vio y asintió.- Además, nos acabamos de conocer. -comenté riendo.
-Igual esta no será la última vez que nos veamos. -dijo totalmente seguro.
-Esperemos. -luego de ese pequeño momento de incomodidad, ambos nos pusimos a ver una película en la tele, Hasta el último hombre.
-Andrew Garfield es monísimo. -pensé en voz alta. Yannick me miró y rió.
-Vale sí, lo acepto. -me uní a su risa y continuamos viendo la película.
Inevitablemente bostecé en lo que acabo la película.
-Vaya, se nos hizo tarde. -dice al apagar la televisión.- Puedes dormir en el cuarto de invitados, ven, sígueme. -estuve detrás de él, subimos las escaleras hasta que llegamos a una puerta blanca que se encontraba cerrada. Abrió la puerta y dejó ver un cuarto de tamaño mediano, con una cama matrimonial al centro, una mesa de noche en ambos lados de la cama y un mueble con un televisor arriba.
-Vale, gracias. -Carrasco se despidió de mí y se marchó a su cuarto.
...
-¡Vanessa, ya te extrañábamos! -Nacho corrió hacia mí cuando me vio entrar al vestuario del Bernabéu.
Habían pasado varios días y decidí tener esos días para mí sola, nada de chicos.
-¡Nachito! -lo abracé y él me alzó por los aires mientras yo reía a carcajadas.
-¿A quién tratas de marear, Nacho? -escuché la voz de Sergio y Nacho me bajó riendo.- ¡Vane! -exclamó el capitán en lo que me vio. Junto a él estaban, Lucas y Marco...
-Mirad quien decidió aparecer. -comentó Lucas antes de darme dos besos.
-Hola, chicos. -les sonreí a ambos y mi mirada cayó en la de Marco.- Hola, Marco. -le sonreí levemente.
-Hola, Vanessa. -respondió más que todo por cortesía. Me preguntaba si le habrá contado a los demás chicos sobre lo nuestro y que había pasado.
-Bueno, entonces hoy tenéis partido. -recordé emocionada. Ellos asintieron y la puerta del vestuario se volvió a abrir, dejando ver a Isco. Él aun no se había dado cuenta de que yo estaba ahí, cuando alzó a mirada y se dio cuenta de mi presencia, sonrió.
-Vanessa, hola. -se acercó y me abrazó.- Estabas perdida.
