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Kerrick

Se fue sin rencor de mi parte, eso me alegra porque no voy a cargar con eso y ahora tengo a Honey, que me ha dado una familia.

Miro la lápida de mi padre, recuerdo su frialdad desde mi adolescencia pero también recuerdo una buena niñez junto a él y mi madre, junto a Summer. Prefiero quedarme con esos recuerdos, con los buenos, con los que me hacen feliz.

-Quiero ir a casa -le digo a Honey.

»Quiero ir a casa junto a los niños y ser feliz, ser el padre que no tuve yo en mi adolescencia. Estar con ellos y disfrutarlos antes de que crezcan y se vayan a la universidad.

Ella sonríe de lado. Ha cortado su cabello rojizo, dice que no tendrá tiempo de mantenerlo bien cuidado así que prefirió cortarlo al hombro. Se la mira igual de hermosa.

-Entonces vamos a casa.

Salimos del cementerio y subimos al auto. En diez minutos estamos en casa y Warren nos recibe, porque se quedó cuidando a mis hijos.

-¡Papá! -Channing se lanza a mis brazos y me acuerdo cuando él no podía ni verme.

Eso sólo me comprueba una vez más que las cosas cambian de manera impresionante. Nunca creas en la magia, o en brujería, pero siempre cree en los cambios.

-Gracias -le digo a Warren.

Él se me acerca. Recuerdo que no me caía nada bien.

-¿Amigos? -me extiende la mano.

La miro, no tengo que pensar mucho.

-Amigos -tomo su mano en un apretón.

Honey y yo notamos que hay un anillo, pero sabemos respetar la privacidad de los otros.

Cuando nos quedamos solos, tomo mi guitarra y canto un poco para mis hijos mientras miro a Mikael, quien está en el pecho de su madre casi durmiéndose. Estamos los cuatro en el sofá, en estos momentos me siento un ser con fortuna. ¿Cuántas veces en la vida te sientes de esta manera?

-Después de este año, podría decirte que te amo -murmuro-. Pero me da miedo espantarte.

Escucho su risa, acomoda a Mikael en su pecho. Me encanta.

»También podría decirte que me enloqueces de formas no sanas para alguien que no conoce el amor, incluso podría decirte que me encanta cada curva de tu cuerpo y cada cicatriz que tiene por traer a mis hijos al mundo, por dejarles ver la luz.

»Me encanta la forma que toma tu rostro cuando sonríes, podría decir que me encanta la manera en la que mueves tus caderas cuando caminas en el centro comercial. Incluso voy a exagerar diciendo que me encanta la forma que adopta tu boca cuando hay comida dentro de ella y luchas por no reír. También voy a exagerar al decir que te amo, pero yo no lo tomo como una exageración. Tú puedes tomarlo así, yo lo tomo como mi verdad.

La miro con tranquilidad, me sonríe con paciencia. Mikael y Channing ya están dormidos.

-Podría decirte que te amo -me dice sonriendo, sonrío-. Pero es que te amo.

Río y dejo la guitarra a un lado para besar sus labios, para decirle una y otra vez que la amo ahora que sus miedos se han disipado.

-Vamos a alquilar ese espacio para que puedas sacar tu salón de belleza.

Ella se emociona y veo sus lágrimas venir.

-Lo haremos -dice sonriendo.

-¿Qué? ¿Otro bebé? -bromeo.

-¡Kerrick! -ríe.

***

El sacerdote dicta sus palabras mientras la frente y parte de la cabeza de Mikael son cubiertas por agua. Lo sostengo con cuidado mientras Honey toma la mano de Channing.

Antes de salir de la iglesia, todos los amigos que hemos invitado están a la espera del discurso de alguno de los padres. Así que doy un paso adelante mientras Honey sostiene el pequeño cuerpo del bebé.

-Quien les habla es el padre del bebé al que acaban de bautizar -sonrío.

»Así que esto va directamente para mi segundo hijo; tu madre y yo vamos a amarte cada segundo de nuestras vidas... a ti y a tu hermano, hasta el último aliento que nos quede. Antes de ti no sabía cómo ser un padre, porque esta vida no vino con instrucciones. Prometo aquí, frente a la gente que valoro y que valora nuestra familia, que te compartiré los valores que a mí me compartieron. Sabrás como respetar a una mujer y como amar a la gente que te rodea, a ser una persona de amor y no de rencor. Te daré cada enseñanza que me dieron a mí y te enseñaré a cuidar de un bónsai antes de que se seque. De tu madre aprenderás lo que es fortaleza y cómo una persona, no importa el tamaño de esta, puede hacer que tu vida tome un rumbo diferente. Tú y tu hermano van a aprender a no tomar en cuenta las clases sociales y van a tener presente que el amor no sabe de eso. Prometemos que serán hombres de bien y que a eso nos dedicaremos antes que cualquier otra cosa en nuestras vidas. Con un amor fuera de lo normal y nunca antes sentido así, tu padre.

Honey toma mi mano sonriendo y la gente se acerca a nosotros. Mi madre está llorando, me mira como nunca antes.

Se acerca y su mano acaricia mi rostro como siempre.

-Hice bien mi trabajo -solloza-. Ya eres todo un hombre.

-Gracias, mamá.

Soy el resultado de lo que esta gran mujer quiso hacer de mí. Y yo en definitiva seré el gran resultado de lo que Honey hará de mí.

¡Inténtalo, Kerrick!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora