"El reino de Dios está dentro de ti y en todo a tu alrededor.
No en una mansión de madera o piedra.
Divide la madera, y Dios estará ahí.
Levanta la piedra, y lo encontrarás."
***
Hay un lugar en el Desierto donde la vida se esconde.
Donde todo lo que fuimos, todo lo que creamos y pensamos alguna vez sobre nuestra existencia se oculta del mundo. Un lugar desconocido, furtivo ante los ojos del hombre de la Nueva Era. Terrenos invisibles, protegidos por los devastados paraderos de la tierra. Muchos han intentado recuperar aquello que una vez perdimos. Nadie ha sido capaz de conseguirlo.
Hasta ahora.
Han pasado décadas, tal vez siglos, (difícil es saberlo) desde que la Era Vieja llegó a su fin. Desde entonces, ningún ser que al menos yo conozca sabe en qué fragmento de nuestra Historia estamos viviendo. Ya no existen ni los años ni los siglos para el hombre de a pie. No lo necesita. Tiene otros muchos asuntos en los que centrarse.
Aunque en realidad, estoy mintiendo (bonita manera de empezar un relato sobre la verdad); la fecha exacta sólo la conocen los miembros de F.E.A.R. La organización. Los dictadores.
Los dioses.
El hombre de a pie sólo conoce el día y la noche, las horas y la semanas. Únicamente para saber cuándo hay que trabajar y cuándo no. No tiene más ambición que cumplir con lo acatado. No necesita más. Sin embargo, una vez cada cierto tiempo, los miembros de F.E.A.R. celebran una ocasión muy especial, un día conocido como "Los Años Nuevos". No es más que una conmemoración que, se supone, concuerda con el fin de cada media década, y que celebra la llegada de los cinco próximos años. Sin embargo, escépticos huraños empeñados en descubrir la fecha exacta, aseguran que el número de semanas que pasan hasta que se celebra esta fiesta cambia cada vez. Aunque a nadie le importa, ¿qué más da cuándo celebrarlo? Si F.E.A.R. lo dice, ha de ser verdad. Hay que confiar.
Es obligatorio.
Incluso por redactar estas palabras me estoy jugando el pellejo, aunque el peligro tal vez haya pasado del todo. Pero nunca se sabe. Eso es lo peor, que nunca sabes si te van a pillar o no. Ni siquiera si te están observando. Dicen que F.E.A.R. lo ve todo, que lo controla todo. Son omnipresentes. Son omnipotentes.
Pero hay algo que F.E.A.R. no puede controlar y que, por tanto, teme y odia con locura. Un lugar al que no puede acceder y del cual debe protegerse:
El Desierto.
El mundo ha quedado asolado, aislado. Múltiples profecías aseguraron durante siglos que la Humanidad acabaría extinguiéndose sin remedio alguno. Lo que no sabían era cuándo, ni cómo. Nosotros los sabemos:
Se exterminó a sí misma.
La falta de recursos, la búsqueda de energía, de la última e insignificante gota de petróleo; el control mediático y comercial. El control del mundo... Eso es lo que nos ha destruido. Nuestra obsesión, nuestro narcisismo. Nuestra ceguera. La Humanidad se puso en guerra consigo misma; cada país quedó enemistado con todos los demás. Las alianzas cambiaban cada día, dependiendo del beneficio para cada nación. Pero en la guerra sólo la muerte es ganadora, y el mundo tal y como lo conocíamos desapareció. El fin de la confrontación, el fin de la vida prácticamente, marcó el final de la Era Vieja. Dando paso a la Nueva.

ESTÁS LEYENDO
REBELDES: La Historia de los Salvajes
Hayran KurguF.E.A.R es la voz de la razón. F.E.A.R es la ley del decoro. F.E.A.R es la voz de tu conciencia. F.E.A.R es la esencia de tu ser. Todos hemos crecido bajo la sombra de los dioses. Nunca lo hicimos de otra manera. Nos protegen, nos ayudan, nos ap...