17.- Regreso

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Nunca creí que podría correr tan rápido, pero la habitación de Niko llego a mis ojos antes de que pudiera incluso hacerme una idea de lo que podría estar pasando adentro. Había esperado algo tan grave, que cuando vi a Niko de pie, el alivio que sentí me dejo sin fuerzas.

— ¿Niko?— él no me ha visto. Anya está aún lado de él, intentando sujetarle— ¿Qué...?

— ¡fuera de aquí, carajo!— Niko es quien le está dando patadas a la puerta del baño. Hay alguien dentro del baño, el ruido del agua termina. Ah, creo que ya sé que pasa. ¿Acaso le gusta hacer enojar a Niko? Yo ni de broma podría hacerle enojar— ¡Que te salgas de mi habitación!— y sigue gritando algo en lo que creo es ruso. La respuesta llega también en ruso, y luego en algo que entiendo.

— No seas tan egoísta— sabía que Soren estaba dentro— ¿Acaso no puedo asearme? Que este muerto hace que quiera oler como uno.

— ¡¿Y a mí qué?! ¡Púdrete todo lo que quieras, pero no uses mi habitación!— la puerta se abre, Soren esta tan tranquilo como siempre, claro que alguien como Niko no puede hacerle mucho daño.

— pero si tu habitación es la que más me gusta.

— ¡Voy a matarte!— ¡Rayos! Niko no. Anya le sujeta cuando Niko se lanza hacia delante con la intención de golpear a Soren. Claro que Niko no es muy racional cuando esta así de enojado. Cuando Anya le sujeta, la otra mano de Niko se levanta... ¿Qué va hacer? Tengo que detenerlo...— ¡Suéltame!

— ¡Niko!— no alcanzo a llegar, Niko le da tal bofetada a Anya que de ser una chica humana la hubiera hecho caer, a lo mejor hasta desmayado. ¡¿Qué está haciendo?! ¿Se volvió loco o qué? Le atrapo en un abrazo por detrás, alejándolo de los dos, hasta lo más que me permite la cama.

— ¡Suéltame! Maldición, ¡que me sueltes!— Niko lucha, se mueve y tira patadas, claro que ahora soy capaz de no soltarlo por mas golpes que me toquen en su lucha.

— maldición Niko ¿quieres calmarte?

— Todo esto es tú culpa, suéltame—sisea, aun sin dejar de moverse. Ah, Niko... con su cuerpo pegado al mío, no puedo aguantarme las ganas de inhalar el aroma de su cabello, de su piel.

— ¡Ah, pero si es Drew!— Soren me sonríe. Pero que falso se escuchó eso, sé que puedo saber que estaba aquí desde que entre, a lo mejor desde que no sabía si tocar o no— bienvenido sea el hijo prodigo.

— no soy tu hijo.

— pero no tienes que ser tan frio ¿o es que eso te han enseñado?— su cabello salpica agua cuando camina. ¿Solo hizo enojar a Niko? Como vampiros, ya no necesitamos bañarnos de la misma forma que los humanos ¿Qué hacía allí entonces?

— suéltame Drew, con un carajo.

— No, pero...— ¿pero? No sé cómo acabar esa frase. Estoy muy feliz de que Niko esté bien... o más o menos bien: tiene un moretón en el pómulo y una herida en el labio inferior. ¿Eso se lo hizo Soren? Le miro, sin sonreír.

— ¿Y cómo la has pasado?— como si eso realmente le importara, querrá que le diga lo que quiere para volver a mandarme ahí.

— mejor de lo que esperaba ¿podría hablar con Niko a solas?

— Eso será realmente difícil...— inicia Soren. Maldición, ¿es mucho pedir que espere unas horas para que me pregunte lo que quiera? Yo solo quiero estar con Niko, aunque este enojado y se la pase quejándose— pero bueno, qué más da. Vamos Anya, vayamos a cazar— ella no parece molesta por el golpe que le dio Niko, y menos mal, no quiero que le hagan daño por ser tan imprudente.

BloodlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora