22.- Dudas

46 9 0
                                    


Paranoia. En estos malditos túneles oscuros me estoy volviendo paranoico. No solo es el hecho de no tener contacto con el mundo que conocía hace ya algunas semanas ¿Cuándo tiempo ha pasado? Me siento ajeno al tiempo que pasa, es como si ahora estuviera en otro nivel de tiempo o algo así. Ah, de nuevo pensando en otras cosas... el caso es que aquí es mortalmente aburrido. No hay nada que hacer, nada que ver... y luego está el hecho de que al parecer me están siguiendo. No estoy tranquilo, cada que doy vuelta, siento que alguien está detrás de mí, cada que salgo es lo mismo. Ya no sé si solo estoy imaginando cosas.

— ¿Qué te pasa?— Heiner me detiene cuando me dirijo a paso lento. Pasa que quiero salir y volver a tener la vida que tenía, o lo que se pueda recuperar. Me basta con poder estar con Niko.

— es muy aburrido... ¿Cómo hacen aquí para no aburrirse?— refunfuño. Sé que estás personas vivieron en una época en la que técnicamente tampoco había nada que hacer. Yo no sirvo para ser un vampiro como ellos. Él me sonríe.

— Pero eso muy sencillo, anda, vamos a conseguir más jugadores— ¿ah? ¿Existen juegos de vampiros? Eso sería algo muy interesante para Niko, a mí no me da buena vibra.

— ¿jugar? No sé si... tengamos la misma idea de un juego— ¿en qué me metí ahora? Tan fácil que hubiera sido solo decir nada. El agarre que tiene sobre mi brazo es lo que me impide salir corriendo a encerrarme en mi nueva y triste habitación.

— pero será un juego divertido. ¡Hey, Isolde!— grita de pronto. Una vampira se detiene, girando a vernos— ¿quieres jugar? El nuevo dice que se aburre— ella es alta, con un enredado cabello rubio y ojos castaños, parece que ya era una mujer adulta cuando se convirtió, aunque no sabría decir la edad que tenía ¿quizá treinta?

— Hace tiempo que no jugamos— sonríe, juntando sus manos como en un aplauso. ¿Por qué es tan emocionante este juego?— Iré a traer más jugadores— y se desvanece. Solo alcanzo a ver sus ropas desgastadas.

— ¿Qué juego es este?— pregunto cuando llegamos a una de las salidas.

— Cacería— me quedo congelado en mi lugar. ¿Cazar? ¡Es terrible que esto no sea más que un juego aquí!

— Volví— La vampira, Isolde, viene con otros vampiros— ¿Quién será el juez?— no, esto no me gusta. De pronto quedarme en los pasillos aburridos suena una excelente idea.

— ¿Él también va jugar?— quien pregunta es uno de los vampiros que viene con Isolde, un hombre de melena oscura y ojos negros que me da la sensación de quitarme de su camino.

— ¿que si lo hace? Yo quiero jugar, deja que el chico aprenda algo— Isolde se pone a un lado mío, dándole una mirada retadora— Ignora a esté, por favor. Creo que no habíamos hablado antes, puedes llamarme Isolde, ese amargado de allá es Milosh— señala al vampiro grande— y ellos son Gabriel, Lorraine y William— me dice, señalando a los nombrados en orden: Gabriel, un joven de cabello castaño, pecoso y casi igual de alto que yo. Lorraine, una chica pelirroja, lacia y con ojos oscuros, de rostro redondo. Ella es la más pequeña de todos los que están aquí. Y William, delgado, de cabello oscuro también y un traje sastre desgastado.

— Drew— respondo. Nunca había hablado con nadie más que no fuera Donovan o Heiner, me siento un poco intimidado, como un niño al que han enviado a jugar con niños más grandes. Y no porque yo sea pequeño, el único más alto que yo es Milosh.

— Bueno, dejando eso ya, ¿Quién será el juez?— repite Heiner.

— Yo, si hay otra cacera entonces que sea otro— dice William— entonces, veamos... Castaño, varón, ojos azules, pequeño y no menor de 25.

BloodlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora