40. Años

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Tiempo después...

Esta ciudad es muy ruidosa, siempre hay demasiado ruido cuando despierto y eso que el lugar está un poco aislado. Solo hay una ventana, que en realidad da a otro edificio. No recuerdo que Alemania fuera tan ruidosa.

Suspiro cuando veo que Niko no está, ya no me sorprende, siempre hace lo que quiere.

¿Cuántos años han pasado...? Todavía me asusto al ver que los años no tienen el mismo significado ahora. Yo sigo igual que hace... ¿Diez? Creo que algo así. Es difícil recordarlo si los primeros años que pase convertido en vampiro me la pase tonteando con Niko.

Salgo un poco apresurado por querer encontrarle. Técnicamente no pasa nada ahora, según en palabras de Niko. No quiero preocuparme, y en realidad no debería. Siempre encuentro a Niko en los mismos lugares: A veces sentando en la barda de algún puente, o en algún parque grande, o mirando la corriente del rio.

— ¿De nuevo con eso?— pregunto, cuando le encuentro efectivamente en el puente sobre el rio, mojando papas fritas en captsu y arrojándolas hacia abajo— no debes desperdiciar la comida.

— es culpa tuya que ya no pueda comerlas— se queja, resoplando. Me mira desafiante mientras levanta todo el paquete y lo pone de cabeza. Suspiro, negando. No sé si Niko realmente sabe sobre lo que paso, o solo lo intuye.

— Al menos no las tires, puedes dárselas a alguien— Niko me sonríe, puedo ver sus colmillos. Sé que no lo hará— deberíamos volver.

— ¿Por qué?

— sentí a otro cerca...— por eso me apresure a alcanzarle, a buscarle. Nos hemos topado con muy pocos vampiros en todo este tiempo, a mi no me molesta en absoluto, a Niko mucho menos. No nos detenemos a hablar mucho con ellos. Niko baja los pies del puente, riendo.

— ¿Y a mi qué? Que vengan.

— Niko— le regaño— estaba preocupado.

— ¿Qué se supone que harás si alguien viene? ¿Esconderte detrás de mí?

— Que gracioso— le gruño. Al final, a Niko si le fue más fácil acostumbrarse a todo esto. Claro que cuando me entere del porque siempre ganaba en las peleas (algo relacionado con una escuela militar en Rusia) entendí porque también porque como vampiro es más fuerte que yo, algo que no se cansa de echarme en cara. Tampoco el hecho de que siempre despierta primero que yo y nunca le encuentro en casa cuando despierto. Además, dice que a veces despierta en el día, eso nunca me ha pasado que recuerde.

— ya. Te defenderé si viene alguien, princesa— ruedo los ojos, siguiéndolo.

— No me llames así— solo escucho una carcajada— Victorie hablo conmigo anoche, dice que quiere venir, y posiblemente la semana siguiente este por acá.

— como quiera. Aunque dile que si intenta tomar fotos otra vez no seré tan amable— la última vez el teléfono de mi hermana quedo reducido a minúsculos trocitos de plástico.

— Se lo diré, aunque le quedo claro la última vez— me quedo mirando a Niko, hoy trae el cabello arreglado, cepillado, una camisa blanca y una chaqueta negra. Algo más me llama la atención— ¿y ese reloj?

— lo tome de alguien.

— ¡Niko!

— arg, en serio eres muy moralista para ser un vampiro— se queja— puedes quedártelo si te gusta.

— ¡No me voy a quedar con nada robado!— chillo, aunque lo atrapo cuando me lo arroja.

— Que aburrido— y se pone a cantar. Solo porque está cantando no le digo nada, sé que es lo que canta, aunque canta en ruso y no lo entiendo, sé que él lo llama la canción de Ann. "Aprende ruso" fue lo que me dijo cuándo le pedí que me dijera que decía— Niko.

BloodlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora