25.-Sangre

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Detesto sentir dolor, nunca. Soy de esas personas que odia ir al dentista, es más, nunca en mi vida ocupe ir al dentista. Aunque si lo pienso bien, mi vida no fue larga. No puedo ir a los túneles, y me siento demasiado mal, con miedo a lo que pasara. No quiero estar solo.

Es muy tarde cuando llego a la casa de Niko. Aun me duele todo, no puedo mover un brazo y se me hace difícil respirar, lo bueno que no ocupo respirar tanto. Dios, espero que no me vea nadie, no puedo moverme rápido, ni entrar por una ventana. Parecerá que soy un ladrón. En los días que me quede, sé que la puerta de atrás la dejan abierta para que Mishka entre y salga al patio. Ah, está abierta, que suerte.

— Mishka... Shh... calla— el perro me gruñe. Sé que tengo mal aspecto, pero lo último que quiero es que alguien más me vea así. El perro reconoce mi voz, porque solo mueve un poco la cola. Subir las escaleras es un martirio, pero lo logro. Siento que ya no tarda mucho en amanecer, rayos, me tarde más de lo que esperaba en venir.

Tengo que ver que Niko esté bien, tengo que ver que no le paso nada, que sigue vivo. Su puerta está abierta, solo un poco pero es suficiente para ver que está ahí, dormido en la cama. Casi podría hacerme olvidar el dolor, casi. Como puedo, me voy a encerrar en otra de las habitaciones. Lo de Soren me aterra ¿Qué voy hacer si viene? No sé qué hare.

¿Es la voz de Niko? Niko... debo... debo impedir que salga. No puedo despertarme, maldición. ¿Por qué no puedo despertar? Quiero estar con él. No sé a qué hora paso eso, cuando desperté, ya era de noche por supuesto. Afuera, alguien está subiendo las escaleras. Me pongo de pie. Ah, vaya, ya no me duele nada.

Abro la puerta al mismo tiempo que quien sube las escaleras llega arriba. Tengo demasiadas ganas de llorar. Dejo que la puerta se abra, y salgo.

— ¿Drew?— Niko arquea una ceja. Niko... está bien, está aquí— ¿¡Oye!? ¿¡Pero qué mierda...!?

— Niko— gimoteo. No puedo contenerme, sin darme cuenta, ya estoy aferrado a Niko en un abrazo. Tenía tantísimas ganas de verle, de saber que estaba bien.

— hey, Drew...— no le hago caso. Siento que se mueve, me empuja y quiere soltarse, pero no le dejo. Ahora soy más fuerte. Niko, Niko, Niko— ah, vale, ya entendí— gruñe, rindiéndose. Ya no lucha. Respiro profundo su aroma— ¿ya terminaste? Esto me está cansando.

— lo siento.

— no me dejas respirar.

— Lo siento— le aprieto un poco más antes de soltarlo. Niko hace muecas mientras da unos pasos hacia atrás, acomodándose la ropa— perdón, es un poco difícil controlarme.

— ¿Te quedaste aquí?— es obvio que evade el tema— no me dijiste.

— era muy tarde cuando llegue, no quise molestar a nadie.

— ¿Por qué estás aquí?—sus ojos me observan, y al mismo tiempo la puerta de abajo se abre—tsk, ven— me empuja hasta la habitación donde dormí— ¿Qué mierda te paso?

— ¿Eh?— su tono no es preocupado, y eso me saca un poco de onda.

— Eso— señala la cama— Wow, no me digas que mataste a alguien— la cama está llena de manchas de sangre.

— ¿¡Qué?! ¡Niko, no tienes que decirlo así!— ha sonado completamente feliz— no mate a nadie.

— ¿De verdad?—... dios, es tan... parece un niño pequeño emocionado por algo. Solo que esta emocionado por la cosa incorrecta. Me aguanto las ganas de sonreír, porque eso solo incitaría más a Niko en estas cosas.

BloodlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora