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Llegaba pronto hoy a clase, había quedado con Elena antes de entrar. La única vez que me he levantado pronto y había sido por ella, porque no me extrañaba. Me vestí rápido y me fui a la puerta del instituto y allí estaba ella. Iba arreglada al instituto y eso ami me gustaba aunque también la había visto sin maquillaje y era preciosa igual.

- Tu chulo, llegas pronto que raro - me dijo sarcásticamente.

- Bueno, te lo prometí ¿no? Y puedes confiar en mi así que... - Le dije con chulería

- ¿Sabes que ha primera hora toca examen no?- me dijo

- La verdad no tenía ni idea, se me ha pasado totalmente - le dije asombrado

- ¿Entonces estudiar mucho no lo as hecho no?- me dijo con risas.

- Pues no, no mucho - le dije - tampoco lo suelo hacer - nos reímos

- Que sepas que esta tarde en el gimnasio no pelearas contra mi - me dijo

- Porfin me estaba cansando ya de ti - le dije bromeando.

-¿tan rápido te as cansado de mi?- me dijo con picardia.

- De ti no me cansaría nunca.- no se porque se lo dije pero lo dije. En ese momento me beso, me beso otra vez y en ese momento cerré los ojos y desee que no fuera el último.

- Eres increíble Elena - le dije sorprendido. Ella estaba roja cómo un tomate.

- Lo se- me dijo. Después de eso estuvimos un rato hablando sobre nosotros, nuestros gustos y tal. Me enteré de cosas sobre Elena que no sabia como su gusto musical, le encantaba la música clásica. Esta chica nunca dejaba de sorprenderme

- Tu que ya es la hora de entrar - me dijo. Al ver un sitio donde se vendían helados se le iluminó la cara.

-¡Yo quiero uno! - Dijo eufórica

- Y yo quiero un beso - le dije

- Idiota - se acercó ami y nuestros labios se volvieron a juntar. Obviamente le compre el helado y fuimos para casa.

Al salir de clase y ir para casa Elena me chilló

-¡Enano! ¡Esta tarde no te olvides de que tienes que venir! - Chillando

Cómo me iba a olvidar de ir, si cuando iba pasaba tiempo con ella. Enano.. Como me gustaba esa palabras, no se que tenia pero me encantaba, cada vez que la escuchaba me enamoraba un poco más, por suerte para mi me lo decía poco. Esta tarde nos veríamos y se lo iba a contar todo, todo lo que sentía por ella.

Amor Con Una Pizca De Rebeldía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora